La Selva Maya volvió a colocarse en el centro del debate ambiental en México tras la clausura de un libramiento ilegal en Tulum. La obra avanzó sin permisos ambientales, provocó la tala de cientos (posiblemente miles) de árboles y puso en riesgo un sistema natural del que dependen el agua, la biodiversidad y el equilibrio ecológico de toda la región. El caso expone una tensión constante: el crecimiento acelerado frente a ecosistemas que no pueden defenderse por sí mismos.
El libramiento ilegal en la Selva Maya
El camino atravesaba directamente la Selva Maya, uno de los bloques de selva tropical más importantes del continente. La obra inició sin estudio de impacto ambiental ni autorización de cambio de uso de suelo, requisitos obligatorios para cualquier intervención en zonas forestales de Quintana Roo.
El mantenerse vigilante en el territorio y denunciar, puede evitar, como en este caso, más destrucción en la selva Maya.
Se suspende definitivamente lo que sería el trazo de un libramiento carretero para Tulum.
Existen alternativas de menor impacto para la selva.@PROFEPA_Mx pic.twitter.com/GwrZEEYh7A
— SELVAME (@SelvameMX) December 20, 2025
Durante semanas, maquinaria pesada removió vegetación y compactó el suelo kárstico. Lo que en documentos se presentaba como una solución vial terminó convirtiéndose en una intervención de alto riesgo. No se trató de un daño menor ni aislado, sino de una alteración directa a un ecosistema altamente frágil.
El acuífero y los cenotes: el riesgo invisible
Bajo la Selva Maya se extiende uno de los sistemas hídricos subterráneos más complejos del mundo: cuevas, ríos subterráneos y cenotes interconectados. En esta región no existen ríos superficiales; el agua que se consume y sostiene a la biodiversidad circula bajo tierra.

Especialistas que participaron en la inspección advirtieron que abrir caminos sin estudios técnicos aumenta el riesgo de contaminación del acuífero. Combustibles, residuos de obra o cambios en la filtración del suelo pueden desplazarse grandes distancias bajo tierra. El impacto no siempre es inmediato, pero cuando aparece, suele ser irreversible.
Desarrollo rápido y costos ambientales compartidos
El libramiento fue presentado como una respuesta a problemas de movilidad, pero expertos coincidieron en que los beneficios eran limitados y los costos ambientales colectivos. La remoción de cobertura vegetal, la fragmentación del hábitat y la alteración del suelo kárstico generan daños acumulativos que afectan a largo plazo.

La Selva Maya ya enfrenta una presión constante por el crecimiento urbano, turístico e inmobiliario. Cada intervención sin planeación debilita su capacidad para regular el clima, conservar especies y mantener agua limpia. El desarrollo sin reglas claras no elimina los problemas: los traslada al futuro.
Clausura y regeneración natural
Tras la denuncia formal, la autoridad federal clausuró el trazo del libramiento, deteniendo lo que fue calificado como un ecocidio en curso. En el área intervenida ya se observan procesos de regeneración natural: brotes nuevos, recuperación paulatina del suelo y señales de retorno de la fauna.

Especialistas estiman que, si no se realizan nuevas intervenciones ilegales, la sucesión ecológica podría cerrar esta herida en un plazo de 20 a 30 años. El tiempo evidencia una realidad incómoda: destruir toma días; recuperar, décadas. Colectivos como Selvame MX subrayan que la vigilancia ciudadana y el cumplimiento de la ley son claves para evitar que estos daños se repitan.

A este tipo de obras se suma un problema estructural: la normalización de intervenir primero y regular después. En muchos casos, los proyectos avanzan apostando a que la sanción llegará tarde o nunca, mientras el daño ya está hecho. En ecosistemas como la Selva Maya, esta lógica resulta especialmente peligrosa porque no existen márgenes de error. El suelo kárstico, una vez alterado, pierde su capacidad de filtrar agua de forma segura, y la fragmentación de la selva reduce corredores biológicos esenciales. Cada obra sin permisos no es un hecho aislado, sino parte de una acumulación de impactos que debilita todo el sistema.

La clausura del libramiento ilegal en la Selva Maya demuestra que la aplicación de la ley puede frenar daños ambientales graves, pero también deja una pregunta abierta: ¿cuántos proyectos similares avanzan sin permisos antes de ser detectados? Proteger este ecosistema no es solo preservar árboles, es defender el agua, la biodiversidad y el futuro ambiental de toda una región. ¿Será suficiente esta pausa para evitar que la historia se repita?




