Los mosquitos pueden convertirse en una de las situaciones más desesperantes en una noche al aire libre. Un paseo por la naturaleza es la experiencia más tranquilizante y meditativa, salvo por el zumbar de los mosquitos y sus incesantes picaduras difíciles de aliviar. El problema es que ni en las grandes ciudades logramos escapar de estos pequeños alados y por más inventos que se han realizado, no se ha logrado encontrar la panacea para mantenerse a salvo de ellos. Pero finalmente parece que la ciencia ha logrado dar con una explicación de por qué los mosquitos pican más a unas personas que a otras.
La picadura de mosquito no sólo es preocupante por los molestos escozores que causa en el lugar de la herida, sino porque son los responsables de propagar enfermedades que acaban con la vida de 500 mil personas al año. Dengue, Zika, Malaria son tan sólo algunas de las enfermedades transmitidas por estos insectos.
¿Por qué pican los mosquitos?
El proceso de cómo los mosquitos elige y pican a su víctima no ha quedado claro del todo todavía. Se sabe que las hembras de mosquito no se alimentan de sangre humana, lo hacen de néctar. Sin embargo, cambian a la sustancia roja cuando tienen la necesidad de poner huevos. Y es en este momento cuando se esfuerzan mucho más en conseguir sangre que en alimentarse de las flores. Aunque parece que no lo hacen indiscriminadamente, sino que algunas personas reciben mayor número de picaduras que otras y el porqué sigue siendo un misterio.
Una nueva investigación nos da más claridad sobre cómo los mosquitos determinan lo que están comiendo y abre una posibilidad de controlar la propagación de enfermedades transmitidas por picaduras de insectos.
Para llegar a sus conclusiones, los investigadores modificaron genéticamente a los mosquitos para que neuronas específicas asociadas con el gusto, encendieran etiquetas fluorescentes cuando se activaban. Luego ofrecieron distintas sustancias a los mosquitos modificados para ver cuáles resultaban más tentadoras. De esta manera se percataron de cuáles bebidas resultaron más consumidas y qué tipo de neuronas activaron en sus cerebros.
En primer lugar, confirmaron que la sangre de oveja atraía de forma elevada a los insectos. Pero sus esfuerzos por interesarlos en las demás mezclas no funcionaron. En seguida se percataron de que se debía a que las mezclas contenían únicamente agua con un ingrediente más, ya fuese agua salina o azucarada, los mosquitos nos reaccionaron ante las soluciones. Sorprendentemente tampoco se mostraron atraídos por elementos que forman parte de sus guías para alimentarse de sangre humana; el calor y dióxido de carbono.
Entonces idearon una mezcla similar a la sangre que contenía glucosa, bicarbonato de sodio, cloruro de sal y trifosfato de adenosina (ATP). La mezcolanza resultó un éxito y los pequeños insectos de inmediato se arremolinaron para alimentarse de ella. Enseguida ofrecieron los elementos de la mezcla pero esta vez por separado para observar qué neuronas se activaban en sus cerebros.
O todo o nada
Descubrieron que cada sabor activa un grupo determinado de neuronas, tal como si reaccionaran nuestras papilas gustativas a un sabor en específico. La glucosa no despertó casi actividad cerebral y aunque la sal, el bicarbonato de sodio y el ATP, sí lo hicieron, en ningún caso se activaron grandes grupos de neuronas como cuando se encontraron los cuatro componentes presentes. Es un descubrimiento asombroso que indica que esta detección de combinaciones en lugar de componentes de sabor aislados, es una adaptación única. Según los autores, “estas neuronas rompen las reglas de la codificación del gusto tradicional, que se creen que se conservan de las moscas a los humanos”.
Concluyeron por tanto que podrían crearse medicamentos para aquellas personas que están en mayor riesgo de contraer enfermedades por picadura de mosquito. Mismos que harían de la sangre un elemento menos atractivo para los insectos, así si no pueden saborear todos los elementos de la sangre, quizá se vuelva menos atractiva para ellos.
Referencias: Jové, V. Gong, Z. Hol, F. Prakash, M. McBride, C. (2020). Sensory Discrimination of Blood and Floral Nectar by Aedes aegypti Mosquitoes. Neuron, DOI.