En China cada año unas 50,000 personas mueren por motivos relacionados con la mala calidad del aire en ese país. Un modelo de desarrollo basado en el consumo ha hecho que los habitantes de este país, unos 1,400 millones de personas inmersas en una dinámica que implica este modelo (consumo), generen una contaminación sin precedentes.
Ya antes otros proyectos de arte habían llamado la atención del mundo con la adecuación de paisajes naturales en las calles de Shanghái, en contraste con la contaminación apabullante y siniestra del entorno.
Ahora otro artista chino, Xiao Zhu, figura entre estos proyectos mediante la proyección de caras de bebés llorando hechas con el mismo humo producido en fábricas, una de las principales causas de contaminación en el mundo. Los hologramas son magníficos y expresan que las nuevas generaciones son las principales víctimas de un loop de consumo que pareciera no tener una parada cercana. El proyecto se llama Breathe Again.