Diciembre trae consigo un cielo especialmente expresivo: una superluna luminosa, lluvias de meteoros, acercamientos planetarios y el solsticio que marca el pulso del invierno. En conjunto, todos los eventos astronómicos de diciembre 2025 forman una secuencia que acompaña las últimas noches del año con un tono distinto, más silencioso y amplio, como si el universo mismo hiciera un cierre de ciclo.
La superluna fría y el acercamiento a las Pléyades
El 4 de diciembre el cielo ofrecerá uno de los fenómenos más llamativos del mes: la última superluna del año. Este plenilunio será un 7.9% más grande y un 15% más brillante que una Luna llena común, debido a que coincide con su posición más cercana a la Tierra. Desde el atardecer será posible observarla elevándose por el este, marcando la noche con una claridad que transforma paisajes y sombras.
Unas horas antes, durante la madrugada, la Luna pasará cerca del cúmulo estelar de las Pléyades, una agrupación de estrellas jóvenes en la constelación de Tauro. Estos encuentros entre la Luna y cúmulos abiertos suelen generar escenas particularmente armoniosas: un disco brillante flanqueado por un pequeño conjunto de puntos azules. No hacen falta instrumentos complicados; basta con mirar hacia la parte alta del cielo invernal para apreciarlo.
Mercurio al amanecer y la aproximación lunar a Júpiter
El 7 de diciembre, Mercurio alcanzará su mayor elongación oeste, situándose a poco más de 20° del Sol. Esta separación angular permite ver al planeta en un momento poco habitual: antes del amanecer, brillando como un punto claro sobre el horizonte este-sureste. Su magnitud de –0.5 facilita su identificación, aunque su ventana de visibilidad es breve. Es una oportunidad valiosa, ya que Mercurio suele permanecer oculto por el resplandor solar.
Ese mismo día, pero ya entrada la noche, la Luna (con un 89% de iluminación) se acercará a Júpiter en la constelación de Géminis. Júpiter, el gigante gaseoso, se distingue fácilmente por su brillo constante y su intenso color blanco. La cercanía visual entre ambos cuerpos crea un contraste particular: la suavidad lunar junto al punto brillante y firme del planeta. En noches frías y despejadas, este tipo de aproximaciones tienen un efecto casi ceremonial en el cielo.
Las Gemínidas, la lluvia más intensa del mes
La noche del 13 al 14 de diciembre será el momento de las Gemínidas, una de las lluvias de meteoros más activas del año, capaces de producir hasta 150 meteoros por hora. Sus trazos suelen ser lentos, brillantes y en ocasiones con tonos verdes o amarillos. A diferencia de otras lluvias, la fuente de las Gemínidas no es un cometa, sino el asteroide 3200 Phaethon, lo que les da características únicas.
En 2025, la fase lunar favorece especialmente la observación: la Luna estará en cuarto menguante, con apenas un 27% de iluminación. En gran parte de México, el radiante (ubicado cerca de la constelación de Géminis) será visible desde el anochecer, alcanzando su punto más alto alrededor de las dos de la madrugada. Es una de esas noches que definen el invierno: aire frío, silencio y la sensación de que el cielo se vuelve dinámico.
Cielos oscuros, solsticio y la lluvia discreta de las Úrsidas
El 20 de diciembre ocurrirá la Luna nueva, marcando las noches más oscuras del mes. Este periodo es ideal para buscar objetos de cielo profundo como la galaxia de Andrómeda, la nebulosa de Orión o cúmulos como las Pléyades, que resplandecen más cuando la luz lunar no interfiere. Es un momento propicio para apreciar la estructura más amplia del cielo invernal.
Un día después, el 21 de diciembre, llega el solsticio de invierno, cuando el Sol alcanza su punto más bajo sobre el horizonte en el hemisferio norte. Ese instante determina el día más corto del año y el inicio del invierno astronómico. Muchas culturas lo han interpretado como un renacimiento simbólico: la noche más larga da paso a un ciclo gradual de luz creciente.
Del 22 al 23 de diciembre, ocurre la lluvia de meteoros Úrsidas, más discreta que las Gemínidas, pero con condiciones ideales en 2025 gracias a la cercanía de la Luna nueva. Aunque producen entre 5 y 10 meteoros por hora, su radiante en la Osa Menor permanece siempre por encima del horizonte en latitudes del norte, permitiendo observarlas durante toda la noche.
Acercamientos planetarios y despedida del año con las Pléyades
El 27 de diciembre, la Luna menguante pasará cerca de Saturno, visible hacia el suroeste poco después del atardecer. Ese mismo día también se acercará a Neptuno, aunque este último solo puede apreciarse con telescopio por su magnitud tenue. La combinación de ambos eventos ofrece una visión amplia del sistema solar: un planeta lejano e inaccesible y otro rodeado de anillos visibles con instrumentos sencillos.
Finalmente, el 31 de diciembre, la Luna volverá a encontrarse con las Pléyades, repitiendo la escena del inicio del mes. Es una coincidencia que añade un tono simbólico al cierre del año: un ciclo que se completa sobre la bóveda celeste.
Los eventos astronómicos de diciembre 2025 forman una secuencia que acompaña el final del año con serenidad: superlunas, lluvias de meteoros, solsticios y acercamientos planetarios que muestran cómo el cielo sigue su propio ritmo, constante y silencioso. Cada fenómeno ofrece un recordatorio de ese universo vasto que transcurre sobre nuestras cabezas. ¿Cuál de estas noches te gustaría observar con más calma?
