Todos sabemos bastante bien que nuestra comida ha sido invadida por colores artificiales, preservativos, emulsionantes y edulcolorantes desde hace más de cuatro décadas, y sin duda alguna estamos empezando a ver los efectos en nuestra salud.
Sin embargo, hay algo de esperanza, ya que cada día más personas buscan alternativas saludables y se preguntan de dónde provienen nuestros alimentos y cómo fueron producidos. A continuación les presentamos una lista con 25 ingredientes que debemos evitar cuando vayan de compras. La próxima vez búsquenlos en la parte trasera de los productos:
1. Sabores artificiales: estos están hechos de químicos producidos en un laboratorio y no ofrecen ningún contenido nutricional. Los podrás encontrar en casi todo, desde dulces, cereales, yogurt y sopas. Los efectos que pueden causar son: neurotoxicidad, toxicidad de orgános y cáncer.
2. Harinas enriquecidas: para “enriquecer” a los granos les añaden niacina, tiamina, riboflavina, ácido fólico y hierro, pero les quitan otros nutrientes durante el proceso de refinamiento. La harina enriquecida es básicamente harina a la que le han agregado unos cuantos nutrientes después de quitárselos a través de un proceso químico; y de cualquier manera no contiene suficientes nutrientes para hacerla un alimento sano.
3. Aceites hidrogenados o fraccionados: el proceso de fraccionamiento toma aceites de palma o mazorca de palma y los calienta para luego enfriarlos tan rápido que los fracciona. Al ser fraccionados se separan las partes líquidas de las sólidas, dejando solamente la parte con más grasas nocivas concentradas para el consumo humano. De manera similar, los aceites hidrogenados son el resultado de calentar aceites sanos (de coco, palma, grano, maíz o canola) hasta mil grados centígrados para convertirlos en preservativos. Consumirlos es comparable a consumir un plástico líquido.
4. Glutamato monosódico: también conocido como MSG, saborizante natural, extracto de levadura, guanilato de disodio, proteína texturizada y muchos más, no es un nutriente, ni vitamina, ni mineral: su valor nutricional es nulo. La parte nociva es el glutamato, un derivado del maíz, de la melaza o del trigo, que es desglosado hasta convertirlo en un cristal. Muchos científicos y médicos piensan que podría causar desórdenes neurológicos como migrañas, ataques, infecciones, ciertos tipos de obesidad, enfermedad de Parkinson, enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Huntington (entre muchas más).
5. Azúcar: la principal fuente de calorías en muchos países. La puedes encontrar en refrescos, jugos de fruta, bebidas deportivas y en casi todos los alimentos procesados desde papas hasta quesos. Lo que es más alarmante es que la fórmula para bebés contiene el equivalente de azúcar de una lata de Coca-Cola.
6. Jarabe de maíz rico en fructuosa: causa resistencia a la insulina, diabetes, hipertensión y aumento de peso; además está hecho de maíz genéticamente modificado.
7. Benzoato de sodio y potasio: el benzoato de sodio se convierte en un veneno cancerígeno cuando se combina con ácido ascórbico ya que causa un daño alarmante al ADN de células, según estudios conducidos por el profesor Peter Piper. De manera similar, el benzoato de potasio aparece en alimentos light o de dieta y es igual de letal.
8. Colorantes artificiales: algunos colorantes letales aún se incluyen en muchos productos: los azules 1 y 2, por ejemplo, causan cáncer; el rojo 3 causa problemas de tiroides; el verde 3 causa cáncer de vejiga, y el amarillo 6 causa tumores en los riñones y glándulas adrenales.
9. Sucralosa: el Splenda o sucralosa es azúcar clorada y no es compatible con nuestro metabolismo.
10. Soya: aunque se promueve como una proteína barata y sana, si es parte de algún alimento no lo será. Está comprobado que afecta los niveles de estrógeno en las mujeres, disminuye el deseo sexual y desencadena una pubertad temprana. La única soya que debemos comer es fermentada y orgánica, pero este tipo no es el que se incluye en alimentos procesados.
11. Maíz: hemos llegado al punto en el cual la mayor parte del maíz ha sido alterado genéticamente. Cualquier producto de maíz (aceites, almidón, dextrosa) podría causar cáncer, inflamación y enfermedades cardíacas, además que contiene niveles alarmantemente altos de omega 6.
12. Lecitina de soya: uno de los ingredientes más usados en los alimentos procesados, y adicionalmente vendido como un suplemento alimenticio, está hecho de las sobras de un proceso químico que separa la soya comestible de la lecitina. Contiene muchos pesticidas y solventes.
13. Sorbato de potasio: a pesar de que la industria alimenticia ha intentado defender este ingrediente, el hecho es que las pruebas han mostrado que es cancerígeno y afecta los órganos reproductivos y no reproductivos.
14. Cloruro de sodio: sal artificial, que no tiene nada en común con la sal de mar. La sal de grano que ponemos en nuestras mesas es cloruro de sodio, y deberíamos evitarla.
15. Aspartame: este endulzante artificial se popularizó por su bajo contenido de calorías, sin embargo, se ha probado que causa cáncer.
16. Acesulfame-K: un endulzante utilizado en alimentos procesados que se cree causa tumores en la tiroides.
17. Polisorbato 80: debilita el sistema inmunológico y causa choques anafilácticos; también se ha asociado con problemas de fertilidad y cambios en los órganos reproductivos femeninos.
18. Aceite de canola: un aceite industrial que se puede usar como repelente de insectos y para matar plantas y animales —no debería ser un ingrediente en nuestros alimentos, pero lo es. Evita a toda costa alimentos con este ingrediente.
19. Hidroxianisol butilado e hidroxitolueno butilado: preservativos utilizados en muchos alimentos como cereales, goma de mascar, papas y aceites vegetales. Son oxidantes que forman compuestos cancerígenos en el cuerpo.
20. Galato de propilo: otro conservador, lo podrán encontrar en caldos de pollo en polvo, carnes y goma de mascar. Estudios sugieren que podría causar cáncer.
Una lista larga, pero si lográramos disminuir el número de toxinas que consumimos cotidianamente, nuestra vida mejoraría inmediatamente y a largo plazo.