El invierno, del latín vulgar hibernum, es la estación climática más fría del año, la cual dura alrededor de tres meses (diciembre, enero y febrero en el hemisferio norte; junio, julio y agosto en el hemisferio sur). De modo que, conforme nos acercamos a los círculos polares, existen menos horas de luz solar y se reduce la temperatura al grado de observar nevadas.
En la actualidad los seres vivos somos testigos (y víctimas) del cambio climático que ha causado climas extremos como, por ejemplo, fríos insoportables que nos impiden realizar actividades regulares. A pesar de realizar actividades proambientales que reduzcan los efectos de la contaminación en la Tierra, todavía no se encuentra una solución eficiente que los merme de manera inmediata.
Existen alternativas que al menos permiten dejar de sentir tanto frío de manera casi inmediata. Estas son algunas:
Cubre las ventanas después de asegurarte de que están bien cerradas, para evitar que entre una corriente de aire frío.
Consigue botellas de agua caliente: funcionará como un minicalentador (ideal para cubrirlo con un suéter y mantenerlo cerca de unx).
Bebidas calientes, ya sea café, té o chocolate.
Fortalezas. Aunque suene muy infantil, las fortalezas de almohadas y cobijas (junto con comida y bebidas calientes) ofrecen un asilo contra el frío.
Numerosas capas de ropa. Desde ropa interior térmica hasta dos pares de calcetines. Todo funciona para evitar sentir que la piel se enchine a la hora de salir al frío.
La inevitable compañía. Además de distraerte del frío, las personas transmiten su energía calorífica reduciendo, así, la sensación de calor.