Cuando la vida nos sacude con cambios, nunca lanza un aviso antes de hacerlo. Es en estos momentos donde descubrimos qué tan preparados estamos para abandonar la rutina y enfrentar un nuevo problema. No es sencillo poner la mejor cara ante un problema, pero esta guía de hábitos de resiliencia puede ser la mejor forma de crecer en los tiempos difíciles.
Al momento de experimentar un cambio, hay dos opciones: darle la cara al asunto o desanimarnos ante esta sorpresa. La última opción no es algo que aprenderás con esta guía; más bien, descubrirás cómo desarrollar una “resistencia al hábito”.
Es decir, aprenderás a no acostumbrarte a la rutina y estar listo para los cambios que vengan, sean buenos o malos. El término “resistencia al hábito” lo propone el Programa Sea Change, el cual ayuda a que encontremos las habilidades y cualidades que podemos aprovechar para enfrentar cualquier situación y sacar lo mejor de ella. Pero ese es un curso más extenso que no vamos a retomar aquí.
Lo que vamos a hacer es mostrarte una pequeña guía de hábitos de resiliencia que puedes poner en práctica para desarrollar esa “resistencia al hábito”. Sin embargo, antes de entrar de lleno a nuestra guía deberás apropiarte de la idea de resiliencia, que nos enseña a identificar las infinitas posibilidades que hay en la vida a partir de la evolución y la adaptación al cambio.
Estás a punto de entrar en un viaje en el que buscarás decirle adiós a la rutina, a tu zona de confort, y aprenderás a aceptar el progreso para finalmente adaptarte a todo cambio. Encuentra tu forma de evolución y eleva tu grado de resiliencia con esta…
Guía de hábitos de resiliencia
Ajústate
Nada nunca es totalmente negro o blanco, hay espacios con un poco de color en medio y el objetivo de aprender a ajustarte a los cambios es evitar sentir culpa, ya que si algo no sale como pensabas el siguiente paso es adaptarse para encontrar otra alternativa.
Enfrenta los problemas
Lo que jamás debes hacer ante el cambio es salir huyendo. No ignores el problema, enfréntalo con análisis y amabilidad. Reflexiona sobre qué sucedió, qué sentiste y cómo puedes arreglarlo.
Ten flexibilidad en tus expectativas
No estamos diciendo que bajes tus expectativas o que no las tengas (aunque es un poco tóxico tenerlas, pero casi inevitable plantearlas). Lo que debes hacer es ser más flexible, considerar que habrá otras formas en las que la vida se presenta y eso no está mal.
Practica el perdón y la autocompasión
Es muy importante que no confundas la autocompasión con convertirte en víctima de las circunstancias. El propósito es que no seas tan duro y crítico contigo mismo al momento de fallar; somos humanos, no máquinas.
Date un poco de ánimo
Si nosotros no nos animamos un poco, entonces quién lo hará. Tu mejor animador eres tú mismo. Aliéntate, ayúdate a cumplir tus metas, a mantenerte positivo y con ganas para afrontar el fracaso y levantarte.
Pide ayuda
También deberíamos reconocer que, así como nos necesitamos a nosotros mismos, nos ayuda tener el aliento de alguien más. Quien sea la persona que decidas elegir, asegúrate de tener al menos a alguien para unas buenas palabras de ánimo o una guía.
Sigue intentando
Aprender a perseverar es la habilidad más compleja. La mayoría de las personas no consiguen lo que quieren en el primer intento, así que deberás prepararte, ser mejor de lo que fuiste y sin importar que falles, tienes que intentarlo de nuevo.