El cuerpo humano posee estructuras maravillosas que requieren de cuidados para prevenir dolores o malestares mayores, en especial cuando practicamos alguna actividad física. Por ello es importante revisar constantemente el estado del cuerpo.
Entre las lesiones más comunes se encuentra la de rodilla, la cual es una compleja estructura de huesos, cartílagos, músculos, tendones y ligamentos. Ejemplo de estas lesiones son: el síndrome de la banda iliotibial, causado por el sobreuso del tejido blanco que se extiende desde la cadera hasta la parte de atrás de la rodilla –a lado de la rótula–, la lesión causada por daño a los ligamentos –cruzados o colaterales–, la rotura de meniscos y la artritis.
Dado que las rodillas son una de las partes corporales más expuestas, es importante prevenir golpes o movimientos bruscos que puedan provocar esguinces, torceduras, roturas e, inclusive, su desgaste.
Se pueden prevenir afectaciones de la rodilla realizando un buen calentamiento antes de hacer deporte y fortaleciendo los músculos de las piernas: se puede caminar, subir escaleras, usar la bicicleta estática o levantar pesas; aumentar poco a poco la fuerza o duración de las actividades y usar calzado adecuado y en buenas condiciones; realizar natación y ciclismo para reducir el impacto que sufren las rodillas al correr, dar saltos o cambios de dirección; hacer una serie de sentadillas para buscar un equilibrio reforzador en las rodillas y asistir al médico cuando se tenga dolor crónico.