En las relaciones hay momentos buenos, malos, extraños, confusos y extraordinarios. En una pareja siempre hay un poco de todo, así es la dinámica cuando vives conociendo a alguien. Sin embargo, hay ciertas situaciones que pasan de ser normales a recurrentes e incluso a algo poco saludable, y tal es el caso del rechazo sexual.
Durante los primeros meses e incluso años de relación, es posible que el deseo sexual sea algo habitual y estable. Pero poco a poco, las parejas pasan de una enorme excitación a una convivencia normal y con poca chispa.
Incluso, hay parejas que se dejan llevar por el rechazo sexual hasta el punto de eliminar las relaciones íntimas por completo. Una cosa es disminuir la frecuencia de las relaciones y otra muy distinta evitar tener relaciones sexuales.
Enfrentando el rechazo sexual
Ya hemos hablado de que con el paso del tiempo el deseo sexual disminuye, pero hay formas de reavivar la chispa, o bien, dejar que las cosas terminen por apagarse. Que dentro de una pareja haya rechazo sexual es más común de lo que pensamos, ya que esto es algo natural y difícil de manejar dentro de las relaciones.
No obstante, en ocasiones dicho rechazo suele ser momentáneo. Si, por el contrario, se vuelve algo habitual, ahí es cuando debemos pensar que la situación puede llegar a un resultado doloroso para cualquiera de las dos partes (comúnmente la rechazada).
El constante rechazo sexual tiene efectos emocionales en las personas. Cuando una persona inicia el sexo ello conlleva una serie de riesgos emocionales, uno de ellos es desconocer la reacción del otro.
Esto es totalmente normal, debido a que las personas simplemente tienen distintos apetitos libidinosos y, claramente, uno puede superar al del otro. Sin embargo, hay formas de enfrentar estos niveles de deseo sexual y no caer duramente en el suelo del rechazo sexual. Ante todo, debemos reafirmar que toda persona tiene el derecho de negarse a una relación sexual y puede hacerlo de la forma en que le parezca más conveniente.
El objetivo es aprender a lidiar con esta situación dentro de una relación comprometida. En este sentido, navegaremos el rechazo sexual de una manera en la que si no tienes ganas o tu pareja no parece tenerlas, puedas limitar el riesgo emocional tanto para ti mismo como para el otro.
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Tipos de rechazo sexual
De acuerdo con un estudio publicado en el Boletín de Personalidad y Psicología Social, hay cuatro formas en las que se presenta el rechazo sexual en las relaciones de pareja:
A estas alturas, seguramente ya sabes cuál de las cuatro técnicas aplicas o te aplican con frecuencia. Analiza cómo te sientes y cómo podrías conducir mejor la situación. La técnica tranquilizadora podría ser la mejor opción si lo que buscas es hacerle saber a esa persona que te importa pero no tienes el ánimo adecuado.
Con esta acción, el estado emocional de ambos puede mejorar, incluso después de no tener relaciones. Naturalmente, los rechazos hostiles o desviadores pueden perjudicar la relación.
Por su parte, los rechazos asertivos navegan en el medio, ya que depende de la manera en que la pareja maneje la conversación. El objetivo de estas técnicas es mantener la relación sexual tan saludable como la mental y emocional.
De lo físico a lo más íntimo del ser
Una pareja no se trata de tener relaciones todo el tiempo (o ya dependerá de cada uno), sino de llegar a acuerdos equilibrados cada vez que alguno de los dos no se sienta del todo cómodo. En conclusión, debemos decirte que el rechazo sexual a corto plazo es algo manejable para cualquier pareja.
Pero si permitimos que el rechazo se acumule, la relación se volverá un vínculo desgastado y poco tranquilizador. Así que antes de que intentes forzar la situación y mantener las relaciones sexuales a costa de tu felicidad, asegúrate de comprender lo siguiente:
La pasión va y viene; entonces, en lugar de desanimarte, toma medidas para resucitarla. Asimismo, piensa el sexo como un espacio dentro de ti que disfrutas y compartes con otro, no como una simple actividad.
Si conectas con lo más profundo es posible que el rechazo sexual sea menos común, pues no se tratará de tener relaciones por inercia o costumbre, sino por el gusto de conectar profundamente con la persona que amas.