Comenzaremos con una sencilla pregunta: ¿Qué es la felicidad? Es posible que encontremos millones de respuestas para esta interrogante tanto como el número de personas que habita el planeta. No obstante, ¿por qué algunos si son felices y otros no? ¿De qué depende la felicidad?
El camino hacia la felicidad se impone socialmente desde distintos ámbitos. Nuestra carrera por la “felicidad” comienza a sembrarse en relación con el éxito material o la riqueza. Desde jóvenes se nos alienta a ganar y gastar para sentirnos valiosos y felices como un acto de llenar lo que está vacío.
Después, esta idea es relacionada con los conceptos de “progreso” y “triunfo”, es decir, entre más riqueza y logros tengamos más felices seremos. En consecuencias, muchas personas no son felices o se creen felices hasta que cumplen con los estándares de dicha sociedad feliz y material.
Sin embargo, cuando rompemos la conexión entre bienestar y riqueza, el panorama se vislumbra mucho más prometedor. La realidad es que la riqueza o la abundancia material tienen un efecto insignificante e incluso esporádico en la felicidad humana. Si no lo crees basta con observar a aquellos que ganan la lotería y al día siguiente vuelven a sentir un vacío.
En conclusión, buscar la felicidad a través del éxito material es una idea irracional. No obstante, hay indicios que el bienestar se experimenta a través de la gratificación, es decir, aquella que se obtiene al momento de dar y ayudar.
Qué es la felicidad y cómo encontrarla a través de dar
Hasta este punto no sabríamos definir con exactitud qué es la felicidad, pues este concepto podría definirse en términos de sensación, acciones, símbolos, etc. Pero, aquí lo abordaremos como el estado del ser, aquel equilibrio y bienestar de la mente y cuerpo.
Explorando las definiciones de felicidad a través de distintas culturas, encontramos que ésta guarda una conexión íntima con la generosidad. Desde la ciencia, algunos aseguran que el dar y ayudar a otros otorga beneficios en la salud mental y emocional de una persona.
El origen de la sensación de bienestar o felicidad va más allá de sentirse bien con uno mismo. De hecho, este estado se conecta directamente con la trascendencia empática, con nuestra relación con el otro.
Es en esta relación compasiva donde se abandona el propio egocentrismo y se deja de satisfacer la ambición. Por lo tanto, si realmente deseas encontrar la felicidad y mejorar tu bienestar, olvida las necesidades materiales. Sé más generoso y altruista, dedica más tiempo a ayudar a otros.