Al igual que el musgo, el helecho es una de las especies más primitivas de las que se tiene registro. Son incluso más antiguos que los primeros seres vivos terrestres. Al no producir semillas ni frutos, su nacimiento se atribuye a esporas, y al viento y las lluvias que se encargan de esparcirlas.
Más allá de la belleza que aureola a esta especie –en su historia, sus elegantes formas y su franca naturaleza–, los helechos, especialmente los brotes o frondes, también son sabrosos vegetales para acompañar un plato fuerte, para preparar una ensalada o simplemente para degustar solos con algunas especias. Su sabor es similar al del espárrago, y pueden servirse a la mesa hervidos, horneados o salteados.
Se estima que existen entre 10 y 13 000 especies de helechos en todo el mundo. Y aunque entendiblemente, no todos son comestibles, pues existen algunos muy venenosos, en algunos supermercados puedes encontrar los brotes de helecho ideales para preparar en casa, los más comunes: helecho cabeza de violín y helecho avestruz.
Gracias a los apuntes de Humboldt, se sabe que estos fueron consumidos desde la antigüedad, para preparar pan con su rizoma:
“la raíz de Pteris aquilina sirve de alimento a los habitantes de La Palma y La Gomera [Canarias]; la rayan hasta convertirla en polvo y la mezclan con un poco de harina de cebada”
En algunos sitios de la orbe como en China, Corea y Japón es tradición de algunos pueblos comer estas especies.
Los brotes de helechos además advierten muchas propiedades nutricionales, ya que son ricos en vitaminas A, B y C, niacina, potasio, beta-caroteno, riboflavina, pero sobre todo vitamina A. También contiene ácidos grasos omega-3, que ayudan a reducir de colesterol y a reforzar la memoria, y manganeso, un mineral esencial que fortalece muchas otras funciones del cuerpo, por ejemplo, el trabajo del sistema nervioso, el metabolismo y la conservación de los huesos. Este mineral también ayuda a fortalecer nuestra escucha y es un gran aliado del sueño.
El helecho también es conocido por sus propiedades en el rubro de la medicina natural. Es bueno para limpiar el aparato digestivo (al igual que el epazote), así como para reducir la presión arterial y curar heridas.
En el siguiente video, un hombre describe paso a paso cómo preparar esta delicia de la tierra, comenzando por la elección y corte de los más apetitosos del bosque. En esta receta se sugiere comerlos salteados. Puedes agregar aceite de oliva, sal y pimienta; e incluso unas gotas de limón o una pizca de ajo.
No está de más recordarte que estamos ante un platillo muy inusual, tal vez y para comer solo en ocasiones especiales. Por su excentricidad en este lado del planeta, se recomienda comer en muy pocas raciones.
