Al paso del tiempo, nuestras mentes y cuerpos se deterioran. Las habilidades atléticas se convierten en maravillas del pasado y el cerebro comienza a enfrentarse a desafíos que eran poco comunes. Sin embargo, leer y escribir parecen ser capacidades inmunes al tiempo.
Parece que nuestras habilidades lingüísticas no sólo sobreviven a la atrofia general de la vejez; realmente se benefician de ello. En otras palabras, nuestras habilidades lingüísticas tienden a mejorar a medida que envejecemos. Asimismo, nutrirlas podría ayudar a defenderse de la muerte y la demencia durante mucho tiempo.

Edgar Colomba
El libro del profesor Roger Kreuz, de la Universidad de Memphis, y del funcionario del Servicio Exterior Richard Roberts, analiza a profundidad las últimas novedades científicas sobre el lenguaje y el envejecimiento, y tienen buenas noticias.
Lo que encontraron fue esencialmente que “nuestra capacidad para producir y comprender el lenguaje se conserva bien hasta la edad adulta”. Las habilidades específicas, como nuestro conocimiento de los significados, mejoran drásticamente durante la mediana edad y la adultez tardía. Por lo tanto, las personas mayores miden considerablemente mejor el tamaño del vocabulario que las personas de mediana edad y los jóvenes.
Leer y escribir, un tesoro de juventud
El libro titulado Changing Minds: How Aging Affects Language y How Language Affects Aging, reúne las investigaciones más relevantes sobre el tema para llegar a conclusiones impresionantes. Según un estudio en particular, los adultos mayores (que viven en una comunidad de jubilados) tenían un vocabulario promedio de más de 21,000 palabras, mientras que los estudiantes universitarios contaban con solo 16,000 palabras.
También es interesante notar que nuestras habilidades lingüísticas pueden señalar de manera confiable problemas mentales futuros. Es decir, podrían dar señales de deterioro cognitivo décadas antes de que estos problemas se manifiesten.
Un estudio de 1996 encontró evidencia bastante concluyente de esto. Cuando los investigadores analizaron las muestras de escritura de varias personas se descubrió que “la complejidad gramatical de los ensayos escritos podría predecir qué personas desarrollarían demencia décadas después”.

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Por qué es tan importante ejercitar la mente
Por lo tanto, sabemos que nuestra capacidad para leer y escribir se conserva e incluso mejora a medida que envejecemos. Pero eso no es todo. La investigación también demostró que hacer un uso extensivo de estas habilidades, en realidad puede prevenir el deterioro cognitivo y otros problemas de salud.
Se demostró que pequeños gestos como llevar un diario “reducen sustancialmente el riesgo de desarrollar diversas formas de demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer”, como indica Kreuz.
Y la lectura también es clave. La idea es que la construcción de universos ficticios en nuestras cabezas y la participación en los procesos de nuestra imaginación conducen a una cognición más fuerte y a una mejor salud en general. Quién sabe, podría terminar cosechando todos los beneficios del envejecimiento con tanta gracia (y entusiasmo) como cualquiera puede esperar a través de leer y escribir.
Texto cortesía CC+