En época de frío, aunque sea casi inimaginable, miles de personas pasan deshidratación, justo por esta cualidad: la temperatura. Esta temporada es propicia para pensar que estamos hidratados porque no tenemos sed; sin embargo, aunque no pareciera, podemos sufrir de deshidratación.
Es importante que estés atento a indicadores como labios secos o piel acartonada, para comenzar a hidratarte correctamente (aunque lo mejor será que no esperes a ello). También puedes hacer una revisión periódica de tu orina. Recuerda: mientras más amarilla sea, necesitarás tomar más agua.
Hay que tomar en cuenta que factores como portar ropa muy engorrosa y la calefacción nos hacen perder líquidos. También el frío altera la sensación usual de la sed porque el cuerpo está concentrado en mantener la temperatura a niveles óptimos, por lo que hay muy pocos estímulos explícitos para tomar agua. Debes ser consciente de lo anterior y no descuidar tu hidratación durante el invierno: estar mal hidratado puede traer consecuencias como cansancio, dolor de cabeza, dificultades de concentración, malestar general, calambres musculares, taquicardia o mareo, desorientación y en los casos más graves, alucinaciones.
Te damos algunos tips para mantenerte hidratado:
Deshazte de las prendas abultadas cuando estés en lugares cerrados y calientes, para evitar que tu cuerpo pierda líquidos.
Durante el día toma al menos 1.5L de agua, independientemente de la ingesta de otros líquidos o de frutas y verduras.
Los tés y los cafés suelen ser exquisitos por su líquido caliente; sin embargo, recuerda que son altamente diuréticos, lo que puede resultar contraproducente. En pocas palabras: mézclalos continuamente con agua.
Elige las frutas y verduras que más ricas sean en agua como el melón, la toronja, el pepino, el apio, la sandía, la lechuga o el brócoli.
Si eres un adulto mayor los zumos son una gran opción para mantenerte hidratado, además de que compensarán desajustes en otros déficits nutricionales como, por ejemplo, la pérdida de sodio.