El azul de metileno, usado principalmente como un colorante en laboratorios, es realmente un antioxidante común que disminuye los signos de la edad, pues ayuda a las células fibroblastas a sobrevivir por más tiempo, a dividirse más rápido y presentar un menor número de indicadores de envejecimiento que otros antioxidantes.
En palabras del investigador Zheng-Mei Xiong de la Universidad de Maryland, “Me motivé y emocioné cuando vi la piel fibroplasta, de personas de más de 80 años, crecía mucho mejor en una dosis media de azul de metileno con marcadores reducidas de senescencia celular –es decir, cuando las células dejan de dividirse.”
La fibroplasta, agrega Xiong, es parte de la familia de los tejidos conectores que son responsables de producir materiales como el cartílago o los huesos; y en nuestra piel, estos elementos son capaces de producir largas fibras de colágeno y de elastina, materiales que promueven la flexibilidad de la piel. Conforme avanza el tiempo, las fibroblastas producen menores cantidades de colágeno y mayor cantidades de una enzima que descompone al colágeno. De modo que conforme las fibras de colágeno están rotas, reducen su capacidad de generar una piel con estructuras sólidas.
Existen numerosas causas que pueden incrementar el daño del fibroblasta; como por ejemplo, la radiación ultravioleta, un cigarrillo, estrés, contaminación, entre otros. Para combatir ello, Xiaong recomienda ayudar al cuerpo desde el interior con el antioxidante azul de metilenomediante productos de cuidado en la piel; pues además, “los efectos no son sólo temporales, los cambios en las células cutáneas son fundamentales y a largo plazo.” Esto sucede gracias a que este antioxidantes ayudan a retener más agua y a incrementar la solidez en la piel.
Es importante considerar que este es un químico que no puede aplicarse directamente a la piel, por lo que se requiere una serie pruebas y estudios que aún se encuentran en procesos de realizar.