El efecto placebo forma parte de la medicina moderna. Numerosos doctores y terapeutas lo utilizan para consolidar un tratamiento, pero son muy pocos los que catalizan esta acción mental sobre el cuerpo para el beneficio consciente de un paciente. Esto es, los que enseñan a alguien a utilizar el placebo para sanarse a sí mismos –pensando acaso que el placebo cuando se sabe que es placebo no funciona. Si bien es cierto que esto ocurre en muchos casos, una comprensión profunda de las funciones de sanación del cuerpo-mente, puede ser aún más poderosa, operando como una autohipnosis capaz de derramar hormonas relajantes que combaten repuestas tóxicas. La diferencia estriba en ser nuestros propios médicos o en ser pacientes –dependientes de los conocimientos de alguien más y en la interacción de sustancias químicas ajenas a nuestro organismo. En esta disyuntiva valdría recordar, aquel principio alquímico de la medicina que sugiere que el que se cura es siempre uno mismo –el médico es simplemente una interfaz.
El placebo es nuestro doctor interno”, dice en su libro The Psychobiology of Mind-Body Healing, Ernest Lawrence Rossi, seguramente uno de los textos centrales en la incipiente ciencia de la psicobiología (el estudio de factores mentales en procesos biológicos). Hipnoterapeuta de la escuela de Erickson, Rossi se ha dedicado en las últimas décadas a investigar los mecanismos por los cuales la mente es capaz de actuar en el cuerpo y hacer cosas tan increíbles como curar el cáncer tomando placebo (como ocurrió en el caso de “Mr. Wright” documentado por el doctor Philip West).
En este libro provee el eslabón perdido o la conexión faltante entre las experiencias de que la mente puede hacer la diferencia en el tratamiento de una enfermedad y la forma física en las que la mente puede manifestarse afectando la salud. Rossi identifica las vías neurales y químicas (“hormonas mensajeras”) a través de las cuales las actitudes y las emociones son procesadas por el cuerpo creando cambios fisiológicos o bioquímicos. El mapa de interacción entre el sistema endócrino, el sistema inmunológico y el sistema nervioso no deja duda que lo que creemos y pensamos puede tener un efecto en la forma en la que se desarrolla una enfermedad y en el funcionamiento de nuestro cuerpo. Aquello que es pensado como new age o seudocientífico en Rossi encuentra una impecable investigación, la cual seguramente hará hasta al más escéptico replantearse su visión de cómo funciona el cuerpo en su relación con la mente.
El acercamiento esbozado en The Psychobiology of Mind-Body Healing a la sanación cuerpo mente postula que las personas convierten “síntomas de estrés en señales significativas” que son orquestadas por el cuerpo. Pero estas mismas señales pueden ser detectadas y problemas psicológicos pueden ser convertidos en funciones de creatividad. La teoría de Rossi sostiene que todas las formas de organización, a niveles biológicos, fisiológicos y psicológicos son en realidad expresiones de información y sus transformaciones. La información está incluso a un nivel más básico que el de la materia y la energía. Y de la misma forma que la energía y la materia son convertibles, la información también se convierte en energía y materia: esto es lo que llama transducción, la base de la sanación cuerpo-mente. Rossi teoriza que lo que ocurre en el sistema límbico-hipotalámico del cerebro (emociones y pensamientos) se “transduce” en respuestas físicas que adopta el cuerpo.
Recomendamos este libro y en general todo el trabajo de Ernest Lawrence Rossi, especialmente para quien esté buscando ahondar en las posibilidades de la autosanación y en los misterios operativos del cuerpo humano en su indisociable relación con la mente. Las capacidad (voluntariamente) operativa de nuestro cuerpo está apenas siendo descubierta y el trabajo de este hipnotista estadounidense nos sacude de un sueño de siglos –en el que se antoja que podemos tomar control de nuestra propia salud.