Los hábitos de higiene personal han evolucionado gradualmente. Conforme hay más productos de limpieza disponibles, el ser humano se aventura más a limpiar lugares de su cuerpo que posiblemente no lo necesiten. No, no estamos diciendo que evites bañarte, sino que analices los productos que utilizas para limpiar tu cuerpo.
De acuerdo con el médico James Hamblin, profesor de la Escuela de Salud Publica de Yale, no limpiar excesivamente ciertas zonas del cuerpo es necesario para mantener saludables nuestros microbiomas. Te estarás preguntando: ¿qué son los microbiomas?
Esta termino se refiere a los billones de microbios que viven simbióticamente con los humanos en los intestinos o en la piel. Dicha relación es muy compleja y actualmente los expertos aprenden cada vez más sobre ella; por ejemplo, que los gérmenes son tan importantes para el cuerpo como el sistema inmune.
Los microbiomas tienen un papel protagónico en el sistema inmunológico. Nos protegen de patógenos y disminuyen la probabilidad de desarrollar enfermedades autoinmunes. Por esta simple razón, Hamblin considera que rociar o lavar nuestros gérmenes con productos antibacterianos no es precisamente la mejor idea.
Las nuevas nociones de higiene personal
¿De dónde viene nuestra necesidad de oler y sentirnos limpios todo el tiempo? No es una casualidad que, hoy en día, las personas gasten mucho más que hace unos 10 años en productos de higiene personal.
Todo se basa en el estigma social, en el momento en que la publicidad marcó el olor corporal como una característica de identidad: ¿qué quieres que los demás piensen de ti (o de tu olor)? Por el temor de ser identificados con el menor indicio de olor natural, todos buscan perfumarse, hidratarse y exfoliarse.
El intento de parecer limpios todo el tiempo es tan sólo una idea, ya que en realidad no hay forma de que eliminemos al 100% las bacterias y gérmenes que viven en nosotros. Incluso, hay un peligro más grande: acabar con el escudo natural del organismo.
El olor a sudor antes no estaba lleno de prejuicios. Se sabía que la gente podía oler mal, pero ahora ese hecho es un signo de “impureza”. En nuestro cuerpo hay cientos de señales químicas que se pueden transmitir por los fluidos corporales, y esto no es necesariamente malo.
Si lo pensamos bien, muchos animales se comunican a través del olor del otro. Este factor podría ser parte de la comunicación humana, pero lo hemos bloqueado por simple regla social.
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Conociendo nuestra verdadera y necesaria limpieza
Una vez que nos enganchamos con los jabones, acondicionadores, champús, colonias, perfumes, exfoliantes, mascarillas, aceites, etc., perdimos la conciencia sobre la verdadera importancia de la higiene. En lugar de descubrir las verdaderas necesidades del cuerpo, nos dejamos llevar por los tratamientos que nos hacen sentir limpios.
Existe una posibilidad muy grande de que nunca comprendamos al 100% nuestros microbiomas, así como probablemente nunca seremos capaces de manipularlos en nuestro beneficio.
Lo que hemos logrado hasta ahora son sólo invasiones que nos guían hacia la compra de más y más productos para tratar de aliviar los “defectos” que marca la sociedad, pero fuera de ella no hay higiene personal segura.
Tal vez la belleza verdadera está en hacer poco, en dejar que nuestro cuerpo fluya conforme a sus procesos químicos. Es cierto que el cuerpo necesita limpiarse, no hay por qué dejar de lado la higiene personal. Pero evaluar los productos que nos funcionan mejor y que mantienen nuestro cuerpo saludable es la mejor manera de encontrar la estabilidad en nuestra salud.