La influenza es una enfermedad que está afectando a una parte significativa de la población mexicana. La mayoría de ellas experimentan sensaciones intensas sin necesidad de atención médica o medicamentos antivirales; otros, con síntomas fuertes, requieren de permanecer en casa y evitar el contacto con otras personas –salvo el de la atención médica–.
En caso de formar parte del segundo tipo, que forma parte de un grupo de alto riesgo, es indispensable comunicarse con un médico; principalmente si se trata de niños, personas mayores de 65 años, embarazadas o con afecciones médicas. Y es que la influenza estacional, como las infecciones por virus nuevos de la influenza, corre el riesgo de provocar complicaciones. Por lo que, si comienza a experimentar que los síntomas son cada vez más disfuncionales, es indispensable asistir a un centro médico.
Principalmente con caso de respiración acelerada o problemas para respirar, los pies tienen tonalidad azul, consumo insuficiente de líquidos, dificultad para despertarse, irritación corporal, fiebre, agravamiento de tos, sarpullido, no poder comer, dolor en el pecho y abdomen, mareos repentinos, confusión, vómitos graves, entre otros.
Uno de los tratamientos más recurrentes es el de los antivirales, los cuales hará que la persona se sienta mejor rápidamente y prevenga complicaciones graves. Mientras tanto, lo recomendable es permanecer 24 horas en cama después de que la fiebre haya desaparecido –sin haber utilizado medicamentos antifebriles–; es decir, descansar del trabajo, escuela, eventos sociales, reuniones públicas, viajes y compras.
En ese tiempo en casa, lo ideal es guardar distancia social tanto como sea posible. El objetivo es evitar expandir el virus a través del contagio; por lo que, en caso que tengas que salir usa una mascarilla que cubra la boca al toser o estornudar, evita saludar de beso y mano; lávate las manos frecuentemente con agua y jabón y no compartas alimentos, vasos y cubiertos; ventila la recámara, y toma baños de sol dentro de la misma.
Mientras que para reforzar el antiviral, puedes consumir también alimentos que limpien los intestinos y reduzcan el riesgo de brotes epidémicos. Por lo que una dieta depurativa fortalecerá las defensas propias del organismo.
Durante estos días procura consumir muchos vegetales y frutas frescas, como los cítricos, las uvas, el sirope. Reduce el uso de carnes rojas, grasas saturadas, fritos y embutidos, lácteos y azúcar blanca –y sus productos, como refrescos, galletas, panes refinados, etcétera. También considera el ajo, limón, cebolla, sábila, nopal, ciruela y algunos germinados frescos; e incluso los antibióticos naturales como el propóleo y el polen.