En tan sólo un beso de diez segundos, dos personas pueden transferirse como mínimo 80 millones de bacterias. Y sorprendentemente, el impacto entre ecosistemas bucales durante un beso resulta ser benéfico para el microbioma.
El cuerpo requiere de un ecosistema de más de 100 miles de millones de microorganismos llamado microbioma, el cual ayuda para digerir los alimentos, prevenir enfermedades y sintetizar nutrientes. Cada cuerpo construye un microbioma único en función de la genética, dieta, edad y, sí, también, las personas a quienes besamos. Principalmente porque la boca alberga más de 700 variedades de bacterias, por lo que ayuda a la flora bacteriana oral a fortalecer el ecosistema del cuerpo.
Remco Kort, del departamento de Microbiología y Biología de Sistemas de la Organización Holandesa para la Investigación Científica Aplicada –TNO–, realizó un estudio con 21 parejas para analizar la composición de su flora bacteriana oral a lo largo de sus beso entre sí. Los resultados enfatizaron que, además de besarse con una frecuencia significativamente alta, las floras bacterianas salivales se vuelven similares. Es decir que en un promedio de nueve besos por día –como mínimo–, sus microbiotas salivales se volvieron significativamente común.
El beso íntimo que implica un contacto completo con la lengua e intercambio de saliva parece ser un comportamiento de cortejo exclusivo de los humanos, y es común en más del 90% de las culturas que se conocen. Curiosamente, las actuales explicaciones respecto a la función del beso íntimo entre los seres humanos incluyen un papel importante para la flora bacteriana presente en la cavidad oral, aunque para nuestro conocimiento, los efectos exactos del beso íntimo en la microbiota oral nunca han sido estudiados. Quisimos averiguar en qué medida las parejas tienen una flora bacteriana similar, y lo que resultó es que cuanto más se besan, más la comparten.