La sabiduría de las prácticas holísticas y los remedios naturales sanan. Tu digestión y la asimilación de nutrientes se reflejará en la salud integral (y en esencia en tu vida) porque el sistema inmunológico está estrechamente relacionado con los padecimientos gastrointestinales.
La medicina tradicional China y el Ayurveda son las prácticas antiquísimas que relacionan mente-cuerpo-espíritu para atender los síntomas de cada persona. Tal vez estos sistemas curativos extranjeros puedan resultar exóticos, lo cierto es que tienen un largo camino recorrido en cuanto a la práctica clínica, con especial énfasis para observar la relación entre la salud del tracto digestivo y otras enfermedades.
Los médicos ayurvédicos ven la enfermedad como algo individual, muy personal, derivando que los desbalances casi siempre vienen vinculados con la dieta y los hábitos de cada paciente.
Más y más, la investigación moderna en torno a la nutrición corrobora lo que los indios y los chinos ya sabían, que comer alimentos frescos y evitar alimentos procesados es central para salud, tanto de forma preventiva como para contrarrestar afecciones a largo plazo.
Hipócrates, el doctor griego padre de la medicina, no estaba tan lejos de lo que aplicaron en China e India: que la comida es medicinal. Claro, comida de verdad, preparada de la mejor manera para que no se evaporen sus nutrientes.
Algunos cuidados, como los que presentamos a continuación, están al alcance de todos y hacen efectivo el dicho: “barriga llena, corazón contento”.
Mastica bien. No comas rápido. Muchas veces se olvida que la digestión empieza en la boca, en cómo masticas. Hazlo despacio, poniendo atención a lo que comes, así la salivación activa los intestinos para una mejor asimilación de la comida. Paladea y degusta cada bocado.
Toma agua, pero media hora, o de preferencia hasta 1 hora antes de comer. Es preferible beber agua por lo menos media hora antes de cada comida y una hora después, esto así que los jugos gástricos no se disuelvan.
Evita alimentos “fríos”, crudos o demasiados jugos. En cierto grado, cualquier alimento crudo o frío es más pesado de procesarse ya que el estómago tiene que calentar el bolo alimenticio para digerirlo de manera óptima. Los jugos tienen un efecto similar. Si estás haciendo una dieta restaurativa evita alimentos fríos.
Reduce considerablemente la ingesta de azúcar. Los azúcares, especialmente procesados o los incluidos en carbohidratos no muy benéficos entorpece la digestión, además de que fuga la energía y exacerba el sistema nervioso.
Abstente de aguas alcalinas. Las secreciones digestivas son, de por sí, muy ácidas, así que las bebidas alcalinas incrementan la acidez estomacal.
Remover, remplazar, reparar, repoblar.
Libera el estrés. Las preocupaciones, cansancio y momentos de estrés alteran los hábitos alimenticios. Además de practicar ejercicio de forma regular e incluir meditación o yoga para canalizar las presiones del día a día, trata de comer con calma. Relájate, haz de la comida un ritual.
Haz los análisis adecuados. Para detectar parásitos, bacterias y microbios necesitas hacer análisis específicos de laboratorio; los mismo para saber si hay alergias –a veces sólo se trata de una digestión pobre y no de una reacción alérgica. Hay probióticos que pueden ayudar a la flora intestinal, pero es mejor que lo averigües con tu médico.
Busca remedios alternativos. Cuando la pared intestinal no está sana produce inflamación o reacciones inmunes. Complementa tu tratamiento reparador incluyendo: lactobacilos (helveticus, rhamnosus, casei, bifidobacterium animalis lactis Lafti), citrato de magnesio, óxido de magnesio y citrato de potasio, pueden ayudarte.
Remover, remplazar, reparar, repoblar, los cuatro pilares para una buena digestión. Remover el estreñimiento, microbios y bacterias; remplazar el ácido clorhídrico con el uso de Clorhidrato de Betaína. De esta manera se optimiza la producción de jugos gástricos, se mejora la secreción de bilis y enzimas pancreáticas y se erradican síntomas de reflujo, gastritis. Repara la pared intestinal, esto además se ve reflejado en el sistema de defensa que al debilitarse causa infecciones, alergias, enfermedades inflamatorias como dermatitis y artritis, enfermedades autoinmunes y cáncer. Repoblar la flora intestinal, es básico que “las bacterias vivas” sobrevivan a la acidez estomacal.