Bajo la creencia de que todo debemos ser productivos todo el tiempo, el ser humano ha perdido el interés en el descanso. La rutina moderna (y más específicamente la laboral) nos pide estar alertas 24/7, pero la realidad es que esto no tiene sentido con el ciclo del cuerpo. La necesidad de dormir después de comer es el mejor ejemplo para explicar la falta de cuidado personal.
Algo que debemos tener en nuestras prioridades diarias es una siesta en el día. No, dormir durante el día no te hace una persona perezosa o irresponsable. El tabú cultural alrededor de una siesta durante el día es fuerte, pero si quieres mantener sano tu organismo deberás aprender a enfrentar las opiniones públicas.
Si miramos otros países vemos que hay algunas culturas que toman en cuenta el descanso después de la comida. Incluso, hay algunos sitios de trabajo que tienen instalaciones adecuadas para el descanso de sus trabajadores.
En México y otros países, aprovechar el día significa no parar nunca. Sin embargo, la ciencia comprueba que hoy – más que en otras épocas – es necesario un cambio en la rutina de descanso del cuerpo (y también en los prejuicios sociales).
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¿Qué dice la ciencia sobre dormir después de comer?
La respuesta está en nuestro cerebro. Dentro de nuestra mente hay un grupo pequeño de células que funcionan como el reloj biológico, este es el núcleo supraquiasmático del hipotálamo. Durante el día este grupo de celular causa dos momentos de necesidad de sueño.
El primer momento surge en las primeras horas de la noche, y la segunda se presenta justo ocho horas después de levantarnos. Exactamente, el sueño después de comer no se debe a ingerir demasiados alimentos, más bien este se produce porque el organismo necesita recargar baterías.
La siesta o dormir después de comer es una necesidad biológica. El sueño es la señal del organismo para decir que necesita descanso. Esto se puede solucionar con una pequeña siesta durante el día de unos 20 a 30 minutos.
Sobre todo, en tiempos de estrés esta siesta puede ayudar a reiniciar la mente. Una ligera siesta puede funcionar para ajustar la actitud, mejorar la memoria, tener mayor capacidad de alerta, tener mayor creatividad e incluso saber utilizar mejor tu dinero.
Cómo tomar una siesta saludable:
Dormir después de comer puede ser el mejor horario. Considera descansar ligeramente alrededor de las tres de la tarde, pero no duermas mucho. Encuentra un lugar fresco y tranquilo. Pon una alarma que te ayude a despertar a los 25 minutos porque si sobrepasas el límite podrás sentir más cansancio.
Tómate el tiempo para planificar tu siesta, dale un respiro al cerebro y aumenta tu calidad de vida y sueño. No se trata de dormir por flojera o porque no hay nada más que hacer, simplemente es parte de entender que el cuerpo lo necesita.