Los colorantes juegan un rol muy importante cuando se trata de comida, se les usa para volver más apetitosos a los alimentos. Y aunque parece algo superfluo, la realidad es que los colorantes son la razón de por qué las ventas de productos comestibles se elevan por los cielos. No es lo mismo comer una golosina color café, que un paquete lleno de multicolores vistosos. Pero, ¿estos colorantes alimentarios afectan a la salud? O ¿se trata de detalles sin importancia?
¿Qué contienen los colorantes alimentarios?
Los tintes para alimentos no son cosa reciente, de hecho, llevan siglos utilizándose en las cocinas para realzar la exquisitez de lo comida. No obstante, se preparaban con ingredientes meramente naturales obtenidos de frutas, raíces u otros elementos. No fue hasta 1856 que comenzaron a fabricarse de manera sintética. Anteriormente se podría decir que los colorantes poseían propiedades nutritivas procedentes de sus materiales de origen, pero hoy en día se fabrican con un producto mucho más moderno; el petróleo.
Así que la pregunta sobre qué contienen los colorantes alimentarios, se vuelve de interés de salubridad. Considerando que el petróleo ha demostrado ser un ingrediente tóxico en todo sentido para la vida, la respuesta sobre si los colorantes alimentarios afectan a la salud se contesta casi por sí misma. Por ello, no resulta extraño que los colorantes se hayan sometido a distintas investigaciones en busca de efectos potencialmente cancerígenos.
¿Son dañinos los colorantes alimentarios?
No se puede decir abiertamente que los colorantes alimentarios son dañinos para la salud, ya que los jueces todavía intentan deliberar sobre una resolución. Lo único que se puede decir es la postura de distintas organizaciones dedicadas al estudio de la industria alimenticia. El Centro de Ciencias de Interés Público (CSPI) con sede en Washington, dice que “los colorantes representan un arcoíris de riesgos”. En un informe publicado por la institución, deja claro que sus investigaciones han demostrado que los colorantes alimentarios son un riesgo de salud pública innecesaria.
Según el CSPI, los tres tintes más utilizados en la industria: rojo 40, amarillo 5 y amarillo 6, están contaminados con carcinógenos conocidos. Incluso asegura que la misma Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), ha reconocido abiertamente que el tinte llamado rojo 3, es un carcinógeno de tiroides. No obstante, estos cuatro colorantes siguen utilizándose para fabricar alimentos y darles un atractivo más llamativo en los Estados Unidos. En la Unión Europea, por su parte, cualquier alimento que contenga estos colorantes potencialmente cancerígenos, deben etiquetarse con advertencias.
Existen otras investigaciones que han concluido que los colorantes artificiales alimentarios, están asociados con problemas de salud en niños. Se observaron a niños con problemas de comportamiento como hiperactividad y TDAH, y se asoció el empeoramiento de síntomas con el consumo de colorantes artificiales.
¿Existe alguna solución?
Muchas organizaciones a nivel mundial como la CSPI, han estado intentando llevar a la prohibición la práctica de maquillar la comida con colorantes artificiales. No obstante, existen otras instituciones, incluida la FDA, que argumentan la escasez de evidencia de riesgos a la salud por consumir estas sustancias, y por lo tanto, no presentan intenciones de llegar a la prohibición.
Afortunadamente la consciencia sobre el consumo responsable ha abierto nuevas vías y nuevas formas de relacionarnos con el entorno, la naturaleza y desde luego, la comida. Existen muchas alternativas de colorantes veganos que utilizan bayas, espinacas, frutas y otros ingredientes naturales para obtener los colorantes alimentarios. Con excepción del carmín, que se obtiene directamente de insectos. Según PETA, para conseguir una libra de este tinte rojo, es necesario matar a 70 mil escarabajos.
El sistema está roto, prioriza el consumo a través de la psicología del color antes que la salud. La comida no necesita maquillarse, y por lo tanto declinarse por lo natural siempre será una mejor vía. Sabemos que evitar consumir todo este tipo de gama de alimentos puede resultar problemático, pero una vez que se encuentran las formas de cambiar los hábitos, se aprende que saludable no es sinónimo de aburrido, al contrario.