El bicarbonato de sodio es un componente químico considerado como la panacea de nuestros días. Sus usos varían desde la limpieza del hogar hasta la salud del cuerpo, pues los resultados que provee son realmente efectivos y funcionales.
Diversas investigaciones científicas han propuesto añadir bicarbonato de sodio a fórmulas de medicamentos y tratamientos de numerosas enfermedades como la diabetes y el cáncer.
De hecho, la efectividad del uso constante de bicarbonato de sodio radica en remover y eliminar todas las toxinas y ácidos de los tejidos, células y órganos: “Cada reacción bioquímica es sensible a los niveles de pH porque las enzimas son receptivas a este balance”. Por lo tanto, puede usarse como antiácido para aliviar problemas estomacales, como transportador de oxígeno en el cuerpo, como dilatador de venas sanguíneas y como equilibrador de pH en la sangre.
Y también, como blanqueador de dientes. Gracias a sus componentes químicos, al mezclarlo con jugo de limón, ayuda a darle un mantenimiento saludable y estético a la dentadura. Basta con cepillar los dientes tres veces al día, usar hilo dental y este sencillo consejo:
En una pequeña taza mezcla la mitad de una cucharadita de bicarbonato de sodio con algunas gotas de limón o agua. Una vez que la mezcla sea una pasta homogénea y similar a una dentífrica, úntala en el cepillo y comienza a lavar tus dientes durante 2 minutos. Enjuaga y ¡listo! En caso de que quieras reforzar el sabor, sumerge el cepillo en la copa para cubrir las cerdas de bicarbonato de sodio y comienza a cepillar. Repite el proceso durante 1 o 2 semanas, lo cual permitirá ayudar a notar las diferencias de manera rápida y efectiva. Sin embargo, ten en consideración que cepillar tus dientes con bicarbonato de sodio no es un reemplazo de lavarte los dientes con una pasta dentífrica regular.