Gracias al superordenador australiano Setonix, se han logrado procesar las observaciones del radiotelescopio ASKAP (Australian SquareKilometre Array Pathfinder) y se han convertido en imágenes, dando como resultado una fascinante imagen de un objeto cósmico conocido como remanente de supernova G261.9+5.5, con estimación de mas de un millón de años de antigüedad y mas de 10.000 años luz de la Tierra.
Imagen: Shutterstock
Cada vez la tecnología cuenta con telescopios de radio más potentes capaces de captar toneladas de información procedentes del universo interestelar. Tal es el caso del ASKAP que captura altísimos volúmenes de datos gracias a sus 36 antenas parabólicas operadas por la Organización de Investigación Científica e Industrial del Commonwealth (CSIRO). No obstante, los astrofísicos se enfrentan ahora a un nuevo obstáculo; el de encontrar superordenadores capaces de procesar las miríadas de información procedente de los radiotelescopios.
Para tales fines se han tenido que buscar supercomputadoras cada vez más potentes para el procesamiento de datos. Y aquí es donde entra en función el Centro de Investigación de Supercomputación Pawsey que alberga al superordenador conocido como Setonix, en honor al animal favorito de Australia, el quokka (Setonix brachyurus).
A través de fibras ópticas de alta velocidad, las toneladas de información del radiotelescopio ASKAP son enviadas al centro de supercomputación en donde Setonix se encarga de descifrarlas a una velocidad impresionante. De esta forma se crean imágenes impresionantes sobre lo que yace en el cosmos y recientemente se pudo crear una fotografía con alta precisión de una estrella en explosión.
Rastros de una estrella en decadencia
Los remanentes de supernova (SNR) son rastros de explosiones de estrellas moribundas, el material que expulsan se desplaza hacia el medio interestelar circundante a velocidades supersónicas, arrastrando cualquier material que encuentre en el camino, comprimiéndose y calentándose en el proceso.
El objeto captado por el radiotelescopio del CSIRO, es justamente un remanente de supernova que había sido previamente descubierto en 1967. Nombrada como G261.9+5.5, la supernova habita a una distancia de entre 10 mil y 15 mil años luz de nosotros y se cree que tiene una edad de más de un millón de años.
La fotografía de abajo, muestra las emisiones procedentes de electrones altamente energéticos atrapados en los campos comprimidos, que aportan información sobre la historia de la estrella que explotó, así como el espacio que la rodea.
Imagen: Radiotelescopio ASKAP de la CSIRO
Supercomputadora a prueba
El procesamiento de datos es un ejercicio complejo con distintos modos de procesamiento que provocan diversos problemas potenciales. La imagen de la supernova se hizo combinando datos recogidos de cientos de frecuencias diferentes arrojando una vista compuesta del objeto pero, también hay algo escondido en cada una de las frecuencias, por lo que serán necesarios más recursos informativos y espacio digital para obtener toda la información posible sobre el objeto cósmico.
Setonix cuenta con los recursos para este procesamiento intenso, pero se enfrenta al mismo obstáculo que los demás superordenadores, el de la estabilidad ante la gran cantidad de datos.
Imagen: CSIRO
La estructura de la imagen de radio profundo, abre la posibilidad de estudiar no sólo a la supernova, sino también las propiedades físicas (como los campos magnéticos y las densidades de electrones de alta energía) del medio interestelar con un detalle sin precedentes.
Para finales de este año se espera esté terminado el proceso de instalación de Setonix, permitiendo a los investigadores no sólo comprender mejor al Universo sino que también, descubrir nuevos objetos que se encuentran ocultos en el cielo radioeléctrico.