Cada que miramos la oscuridad del espacio podemos despertar nuestra imaginación, pero entre más miremos e intentemos comprenderlo, la estructura cognitiva se rompe ante la inmensidad del universo que puede llegar a ser más extraño e incluso maravilloso de lo que somos capaces de comprender. Recientemente se ha publicado una imagen que ha logrado captar una nebulosa oscura de 7 años luz de longitud que da la apariencia de un titánico faro vigilando el frío y negro vacío del espacio.
Es aquí donde podríamos dejar que nuestra imaginación comience a trabajar, y pensar que esta sombra oscura se trata de algún cíclope que devora planetas o que se trata de la muerte rondando los cielos. Lo cierto es que esta sombra se encuentra muy lejos de ser algo negativo, de hecho representa algo mucho más fértil.
Cómo funciona la nebulosa oscura
Estamos acostumbrados a ver nebulosas que brillan con intensidad con una compleja gama de colores, pero lo cierto es que no todas las nebulosas son iguales, algunas reflejan la luz de las estrellas cercanas a ellas, otras ionizadas por las estrellas que contienen emiten su propia luz, y finalmente, existen las nebulosas que son oscuras y además se encuentran cubiertas de polvo que absorbe la luz invisible. Solo la luz en longitudes de onda visibles para el ojo humano, como la infrarroja y la de radio pueden entrar en ellas.
Este tipo de nebulosas son conocidas como nubes moleculares, ya que su polvo es un emisor de luz infrarroja que arrastra la energía térmica y por lo mismo provoca el enfriamiento de la nube, sin la presión exterior que proporciona el calor, la gravedad abruma los cúmulos de polvo y gas obligándolos a unirse. Estas densas aglomeraciones constituyen el germen de las estrellas, al girar atraen aún más masa de la nube circundante dándole a la protoestrella en crecimiento la presión necesaria para poner en marcha la fusión en su núcleo.
A partir de cierta masa, la estrella produce chorros de plasma acelerados por las líneas del campo magnético de la estrella que brotan de sus polos, y una potente presión de radiación generada por la luz ultravioleta de la misma. Ambos constituyen a la formación de un viento estelar que expulsó material de la estrella bebé.
Esto es lo que le da su icónica forma a este tipo de nebulosas oscuras. Las estrellas bebés se encuentran en la fase de su vida en la que su retroalimentación está arrasando la polvorienta nebulosa, procesos similares a este tallaron las estructuras de los Pilares de al Creación dentro de la nebulosa del Águila.
Nebulosa oscura parece criatura monstruosa
Debido a que sola la luz infrarroja puede penetrar estas densas nubes, los instrumentos que son capaces de ver el universo en luz infrarroja tienen gran valor para revelar las particularidades de los procesos de formación estelar, es por esto que la nueva imagen revelada por el Very Large Telescop de ESO se trata de la Nebulosa del Cono, una nebulosa oscura situada a 2.500 años luz de distancia llamado NGC 2264 en la constelación de Monoceros, con motivo a la celebración del 60 aniversario del Observatorio Europeo Astral.
La imágenes reveladas por el Very Large Telescope muestran detalles que desparecen en otras longitudes de onda, por lo que sólo estudiando el espectro completo podremos obtener una comprensión exhaustiva de todo lo que está en juego en estas enigmáticas y fascinantes estructuras en el universo.
“Esta visión es más espectacular que cualquier otra obtenida antes, ya que muestra la apariencia oscura, impenetrable y turbia de la nebulosa de una manera que nos recuerda a una criatura mitológica o monstruosa”, informó el ESO.
Los telescopios del ESO se emplean habitualmente para realizar observaciones científicas y hasta la fecha han permitido captar la primera imagen de un exoplaneta, estudiar el agujero negro en el centro de nuestra galaxia y hallar pruebas de que la expansión del universo se está acelerando.