La mayoría de los planetas se forman a lo largo de mucho tiempo en un proceso llamado ‘acreación del núcleo’. Básicamente este consiste en el agrupamiento de partículas cósmicas en un disco protoplanetario alrededor de su estrella anfitriona que, poco a poco van colapsando a causa de la gravedad hasta que finalmente se forma el núcleo que luego evolucionará a planeta. Pero algunos otros cuerpos celestes son especiales, pues no nacen de forma tan pacífica y por el contrario, experimentan un proceso mucho más violento y dramático llamado ‘inestabilidad del disco’.
El nacimiento de un planeta
Los astrofísicos han buscado desde hace mucho tiempo la observación directa de este último proceso de gestación de planetas, sin embargo, no se tenía evidencia directa de esto. Únicamente existían las hipótesis que decían que planetas gigantes gaseosos como Júpiter, no se formaron a partir de la acreación del núcleo, sino que surgieron de formas un poco más abruptas. Pero gracias al Telescopio Espacial Hubble, finalmente han logrado detectar el nacimiento violento de un planeta gigante que reforzaría esta hipótesis.
En un sistema planetario todavía muy joven y lejano, ha ocurrido precisamente el nacimiento poco convencional de un planeta gigante con la masa de 9 veces la de Júpiter. A comparación de nuestro Sistema Solar, el sistema que alberga al planeta recién nacido nombrado AB Aurigae b, es demasiado joven con apenas unos dos millones de años en contra posición con los 4 mil 600 millones de años de nuestro vecindario cósmico.
Los astrofísicos notaron el nacimiento planetario gracias al Hubble que les propició datos clave para concluir que el cuerpo había nacido de una forma abrupta mediante la inestabilidad del disco. Según los cálculos el planeta en cuestión se encuentra a unos 13 mil 800 millones de kilómetros de su estrella anfitriona, el doble de distancia de Plutón a nuestro Sol. Por esta razón, es poco probable lo que su nacimiento fuese propiciado por la ‘acreación del núcleo’, ya que la distancia entre el planeta y su estrella es muy amplia y por lo tanto, el tiempo de nacimiento sería demasiado largo. En ese sentido, la ‘inestabilidad del disco’ es una hipótesis que más se acerca al planeta en formación.
Formaciones abruptas
Los investigadores también se percataron de una extraña estructura espiral que gira alrededor del planeta gaseoso recién formado, esta sería otra prueba de que en efecto la inestabilidad del disco pudo haber sido la causa de su formación. A deferencia de la acreación del núcleo, la inestabilidad del disco implica la formación del cuerpo celeste a partir de la ruptura de un disco protoplanetario debido a la inestabilidad gravitacional que forma diversos grupos de gases. Es por esto que le lleva mucho menos tiempo formar nuevos planetas a comparación de la acreación.
*Protoplaneta AB Aurigae b como se ve en las imágenes del Telescopio Espacial Hubble (marcado por una flecha). Las imágenes cubren 13 años. NASA /ESA/ Thayne Currie (Subaru Telescope/ Eureka Scientific Inc.)/ Alyssa Pagan (STScI).
Thyane Currie, investigador principal del estudio dijo al respecto: “la naturaleza es inteligente; puede producir planetas en una variedad de formas diferentes”.
La investigación da nuevas pistas para comprender cómo fue que nuestro Sistema Solar dio vida a dos tipos de planetas; los rocosos y los gaseosos. Una información sumamente valiosa para tener mayor luz sobre nuestro propio planeta y su relación con sus hermanos sistémicos.
Referencias: Currie, T., Lawson, K., Schneider, G. et al. Images of embedded Jovian planet formation at a wide separation around AB Aurigae. Nat Astron (2022). DOI