Un grupo de investigadores de la Universidad Autónoma de Querétaro –UAQ–, en México, ha decidido enfrentarse al calentamiento global mediante acciones de reciclaje. Con el fin de aprovechar residuos de la industria confitera y reducir el consumo de combustibles fósiles, los investigadores comenzaron a utilizar el azúcar de caña suca, los rastrojos y pastos para crear bioetanol –una alternativa ecológica usado para automóviles y otros medios de transporte–.
En palabras del ingeniero químico Jorge Gracida Rodríguez, este combustible emplea técnicas de fermetación mediante un bioreactor:
Allí se genera el bioetanol a partir del uso de una levadura llamada s al uso de un bioreactor; allí se genera el bioetanol a partir del uso de una levadura llamada Saccharomyces cerevisiae, que transforma los azucares obtenidos de la industria confitería o de materiales ‘lignocelulosicos’ como rastrojos y pastos que son sometidos a una hidrolisis, descomposición de una sustancia química con el uso de agua.
Una vez que finalice la fermentación, suceden tres pasos: primero, la destilación simple que se genera etanol y agua; segundo, la destilación fraccionada que se encuentra en una columna vertical pasa a ser vapor de agua y etanol; y tercero, el etanol comienza a separarse más ligero y a llegar a la parte de arriba del sistema. Para finalizar, se usan mallas moleculares para retener el agua restante de los procesos anteriores y lograr obtener bioetanol con una pureza de 99.5 por ciento o más.
En palabras de Gracida Rodríguez, doctor en biotecnología por el CINVESTAV, “Se ha comprobado que el uso del bioetanol obtenido reduce el 50 por ciento de emisiones de monóxido de carbono, que es un gas tóxico. Además, su precio de producción es menor al de la gasolina”.
Actualmente el bioetanol que se genera se usa en los automóviles del plantel de la universidad: “Cualquier vehículo puede recibir etanol en un 15 o 20 por ciento sin problema, no obstante, aquellos autos con tecnología flex-fuel pueden usar hasta 85 por ciento.”