Hasta hace cuarenta años, se creía que el bipedismo no era posible en especies con más de dos millones de años de antigüedad. No obstante, Lucy vino a cambiar la comprensión que tenemos de nuestra evolución. Ella es quizá el fósil más famoso de la historia de la humanidad.
Un 24 de noviembre de 1974, durante una expedición de reconocimiento del área, el paleantropólogo Dolanld Johanson divisó un bulto que cambiaría la forma en la que comprendemos nuestra evolución. La excavación arrojó un conjunto de huesos, que el experto de inmediato reconoció como pertenecientes a un ancestro humano.
Johanson y su equipo bautizaron a la especie recién descubierta como Australophitecus afarensis, porque se le halló en la región de la tribu Afar. Los restos encontrados pertenecían a una hembra, así que recibió el nombre de Lucy gracias a la canción Lucy in The Sky with Diamonds, de The Beatles que el equipo escuchó una noche después del hallazgo.
Lucy vivió hace 3.2 millones de años
Antes de las pruebas, Johanson calculó un mínimo de 3 millones de antigüedad. Más tarde se confirmó que Lucy había vivido hacia 3.2 millones de años atrás.
Pese a los esfuerzos de Johanson y su equipo, Lucy no fue considerada por la comunidad científica. Tuvieron que pasar 4 años para que los antropólogos consideraran a los Australophitecus como seres humanos tempranos y no como sólo simios.
A pesar de que Lucy pertenecía a una nueva especie descubierta, no fue la primera Australophitecus encontrada. En 1924 Raymond Dart analizó un cráneo que según explica él mismo: “supe con una mirada que lo que tenía entre mis manos no era un cerebro antropoide común y corriente”.
El niño de Taung
Los restos encontrados en Taung, Sudáfrica, al parecer pertenecieron a un niño de aproximadamente 3 años. Dart concluyó que el bipedismo era característica del niño de Taung. Lo supo gracias a la forma de su cráneo justo donde se une con la espina dorsal.
Ahora se sabe que este pequeño fósil pertenecía a la orden de los Australophitecus Africanus. Sin embargo, en la época en la que Dart publicó su investigación donde daba el primer indicio de que la vida humana se originó en África, esta no recibió buena aceptación. Fue duramente criticada, ya que se pensaba que la vida humana había surgido en Europa y Asia.
Gracias a Lucy y al niño de Taung, actualmente se sabe que nuestra evolución hasta su punto más álgido (por ahora), no siguió un camino lineal. Aunado a esto, el descubrimiento de Lucy también impulsó nuevas investigaciones sobre nuestro origen como seres humanos.