Estamos en una época coyuntural, no sólo por los hechos históricos que se suscitan alrededor del mundo, sino porque la tecnología ha comenzado a gestar una nueva era en donde se menosprecia la realidad física y que prioriza la percepción de los sentidos en un mundo virtual completamente prefabricado. Así es la era del Metaverso, plagado de inteligencia artificial que apenas comienza a construir sus cimientos pero que, en un futuro abrirá las puertas a nuevas formas de inseguridades como la construcción de gemelos malvados a través del robo de identidades.
Hablar de Metaverso implica hablar de tecnología de realidad virtual y desde luego de inteligencia artificial. Ambas cosas nos llevan de lleno a una sola conclusión, su objetivo central es el de desdibujar los límites entre la realidad y aquello que ha sido creado por el hombre. Engañar a los sentidos es el fin último pues sólo de esta forma se logra emular una experiencia del mundo real sin tener que siquiera moverte de tu asiento. El mismo Alan Turing, el creador del mundo computacional, opinó que la prueba de fuego de las inteligencias artificiales de nivel humano sería engañarnos con éxito al hacerse pasar por uno de los nuestros. Y al parecer ya estamos llegando a estas instancias.
*Crédito: Itzel Yard
¿Personas reales o virtuales?
Posiblemente si le decimos que en un futuro no podrá detectar cuando se trata de una persona real o de una creada virtualmente, lo primero que piense es que es imposible. Quizá crea que sus agudos sentidos podrían identificar entre uno de los suyos y un ser prefabricado, pero lo cierto es que los estudios científicos no están tan seguros de que así sea.
Una investigación de la Universidad de Lancaster utilizó una inteligencia artificial conocida como GAN (Red Adversarial Generativa), a través de la cual crearon una variedad de rostros humanos artificiales. Luego entremezclaron las imágenes con rostros de humanos reales y se las mostraron a cientos de personas. Descubrieron que la IA es tan precisa en la creación de imágenes que la gran mayoría de personas no pudieron discernir entre las caras artificiales y las reales, pero eso no es todo.
Los investigadores pidieron a los participantes que calificaran la sensación de confiabilidad percibida a partir de los rostros. De esta forma, se percataron que en la gran mayoría de los casos, los participantes se inclinaban más hacia los rostros generados virtualmente para elegirlos como sujetos confiables. Esta información puede no parecer relevante por sí sola, pero si se toma en cuenta que puede utilizarse con fines mercantiles, el asunto toma un giro distinto.
Este resultado vuelve muy probable que los anunciantes renuncien a trabajar con modelos humanos y en cambio se inclinen por personas virtuales, debido a su poder de persuasión derivado de la confiabilidad que puede plasmar la IA en un rostro. Además, abre la posibilidad del robo de identidad o bien, entremezclar la interacción entre bots con personas reales. No seremos capaces de saber si tratamos con una ser humano o una creación del metaverso.
Referencias: Nightingale, S. Farid, H. (2022). AI-synthesized faces are indistinguishable from real faces and more trustworthy. PNAS. DOI