Aunque la idea de hacer ciencia implica el riesgo mismo de terminar refutando tu propio argumento, existen teorías que podría decirse que son tan sólidas que es difícil imaginar que alguna vez se les logre derrocar. Se trata de conceptos fundamentales que han formado nuestro completo entendimiento del mundo en que vivimos e incluso mucho más allá, cambiando sus campos de estudio para siempre. Hacer un compilado de estas ideas resulta una tarea titánica pues muchos han sido los descubrimientos y proposiciones que con gran genialidad se han cimentado como las bases de la ciencia. Pero el químico y profesor de Oxford, Peter Atkins ha realizado su propio listado que presenta en su libro ‘El dedo de Galileo’ y que hemos retomado para recapitular las coyunturas más importantes de la ciencia.
Las ideas más brillantes de la ciencia
El rompecabezas de la materia y sus átomos
Niels Bohr captó en su teoría la hermosa fractalidad de la realidad, fue el primero en estipular que la los electrones giran alrededor de su núcleo, tal como los planetas alrededor del Sol. Por mucho tiempo esta teoría fue la más acercada al rompecabezas de la materia que está compuesta por átomos. Y aunque hoy en día se ha reemplazado por modelo orbital atómico, un sistema más complejo, el descubrimiento de que todo en la materia está formado por átomos y que a su vez este se divide en particulas más pequeñas, nos ha llevado tan lejos en materia de ciencia.
La base de la evolución es la selección natural
Luego de que Charles Darwin sentara las bases para comprender la selección natural, en 1973 el biólogo evolutivo Theodosius Dobzhansky retomó sus postulados para formular una de las ideas más grandes la ciencia. “Nada en biología tiene sentido excepto a la luz de evolución”, dijo Dobzhansky y es que el poder de la evolución proviene de su capacidad para explicar la gran riqueza biodiversa y a la par, la individuación de las especies.
El ADN, el códice de la información hereditaria
Gregor Mendel es considerado como el ‘Padre de la Genética’ pues se encargó de descifrar los patrones básicos de la herencia. Un hecho de gran relevancia tomando en cuenta que en su época no se sabía nada sobre el ADN, ni siquiera sobre los genes a los que Mendel llamaba ‘elementos’. Más tarde, en 1952 Alfred Hershey y Martha Chase determinaron que el ADN era la molécula encargada de transmitir la información hereditaria.
Y un año después, en 1953, el mundo de la biología se cimbró cuando Rosalind Franklin descubrió el modelo de estructura del ADN. Por primera vez se observó la doble hélice que hoy conocemos, aunque todavía hay muchos secretos por descubrir sobre el códice de la información hereditaria.
La energía no se crea ni se destruye
Si nos ponemos a razonar la premisa que aprendemos en el colegio sobre que ‘la energía no se crea ni se destruye sólo, se transforma’, una gran epifanía de pronto impacta la mente. Es decir, todo lo que somos hoy en día está construido de todo lo que alguna vez fue en el Universo y pasará a formar todo en un futuro, no hay más. Una de las ideas más brillantes que se han comprendido gracias a la ciencia.
Entropía: El caos reina el cosmos
La Segunda Ley de la Termodinámica, la misma que introdujo el concepto de entropía en el lenguaje científico, establece que en general el caos siempre aumenta en el Universo. Aparece en el listado pues se trata de una especie de medida del desorden que permea en el cosmos y que nos hace comprender la ‘flecha del tiempo’.
La entropía nos permite comprender que el Universo se encuentra en constante evolución, y que por lo tanto se puede marcar un antes y un después. Gracias a ella, no nos encontramos vagando en un tiempo indeterminado y sin evolución.
Un mundo más allá de la mecánica clásica
Pese a que Isaac Newton es considero por algunos como la persona más inteligente que haya vivido, su física (mecánica) clásica tenía una pequeña falla. Sus leyes del movimiento bastaban para explicar el comportamiento de los cuerpos en dimensiones observables por el humano, pero no en el mundo subatómico.
El comportamiento de las partículas fue un completo misterio (y lo sigue siendo) hasta que llegaron científicos como Louis de Broglie. El primero en estipular que todas las partículas se pueden comportar como ondas y todas las ondas como partículas. Un postulado que vino a ganar mayor relevancia con uno de los experimentos que más cimbró a la comunidad científica. El llamado ‘experimento de la doble rendija’, realizado por Thomas Young comprobó que los fotones, electrones y otras partículas, poseen la dualidad partícula-onda. A esto han seguido muchos más descubrimientos a tal grado que ahora existe una rama de la mecánica que se encarga de esta área; la Física de Partículas.
Gravedad, la escultora de la realidad
Isaac Newton de nueva cuenta formuló las cimientos de una de las más grandes teorías. Puso las bases para el entendimiento de lo que el llamó la Fuerza de Gravedad, que hoy en día sabemos que en realidad no es una fuerza. Más tarde otro genio aportaría la teoría que hasta ahora se mantiene vigente sobre cómo se distribuye la masa y energía en el Universo.
En 1915, un físico alemán de nombre Albert Einstein, lanzó la teoría más subversiva de todas las hasta ahora presentadas. La Teoría General de la Relatividad, le dio un revés al entendimiento de la gravedad y nos ayudó a comprenderla más allá de los límites de nuestro mundo. Con un macroenfoque más abierto hacia el Universo que la mera realidad terrestre, logramos comprender que la gravedad está dada por la deformación del tiempo-espacio a causa de la energía que yace en él. En ese sentido, moldea todo lo que conocemos, desde los agujeros negros y las estrellas más masivas, hasta las partículas que nos conforman.