Todos los seres vivos estamos conectados de forma universal. Esa es una premisa que nadie pone en tela de juicio. Tal como diría alguna vez Carl Sagan “el cosmos está dentro de nosotros” y esto en esencia quiere decir que somos energía cósmica y perfecta. Sin embargo, muy pocas veces hemos podido descifrar el funcionamiento de esa energía, tanto así que las culturas han desarrollado sus propias creencias alrededor de la energía.
Entre seres humanos la energía abarca muchas visiones, están desde aquellos que creen que hay personas que roban tu energía vital, otros que ceden su energía voluntariamente, etc. Las posibilidades de intercambio o extracción de energía pueden ser infinitas en las creencias humanas.
Seres que extraen energía de otros seres
Lejos de las percepciones culturales, la ciencia se ha dado a la tarea de investigar si es que la extracción energética existe en la naturaleza. Para esto, el equipo del Dr. Olaf Kruse analizó cómo se gestan los intercambios energéticos entre seres vivos, si es que existen.
El resultado del estudio arrojó que las plantas, al menos, utilizan energía de otras plantas para aprovecharla en su desarrollo. Por ejemplo, si una planta sentía una falta de energía, entonces podía extraer energía de la celulosa más cercana a ella ¿cómo?
La planta que requiere de energía secreta enzimas que puede digerir la celulosa de otro planta, la fragmenta en pequeños componentes y los transporta al interior de la célula para convertirlos en energía.
“Esta es la primera vez que se confirma este tipo de comportamiento en un organismo vegetal. Al digerir la celulosa, la planta que requiere energía es como si se estuviera comiendo a otra planta.” -Dr. Olaf Kruse
Una nueva era de conexión energética
Este descubrimiento desencadena nuevas teorías sobre la posibilidad de intercambio energético entre otros seres vivos. No solo nos demuestra (nuevamente) que las plantas tienen un lenguaje extraordinario entre ellas, si no que pone esperanzas sobre encontrar conexiones energéticas entre seres humanos.
Al igual que las plantas, el organismo humano también requiere de energía para nutrir las células y, por ende, las emociones, hormonas y mucho más. Todavía no hay nada seguro en cuanto al intercambio de energía humana, pero esta pequeña ventana desborda por completo la imaginación.
Estaríamos frente a escenarios en donde se contemplaría la telepatía, el flujo de los estados mentales, emocionales e incluso la conexión física para compartir la energía. Todas estas parecen ideas que navegan entre la ficción y la pseudociencia, pero que poco a poco se cuelan en los pensamientos e investigaciones científicas en busca de una respuesta lógica y real.
