Amamos dormir, pero no todos podemos hacerlo con la frecuencia que desearíamos. La rutina diaria de millones de personas alrededor del mundo no les permite tener más de 6 horas de sueño al día. Y no poder ingresar al íntimo espacio de nuestros sueños es sumamente nocivo, pues afecta en su totalidad la manera en la que nos desenvolvemos cotidianamente, y además trae consecuencias también a largo plazo.
Dormir es un ciclo de reparación que debe cumplirse preferentemente en un mismo período, y no de manera intermitente. Pero a sabiendas de que muchos trabajos y actividades no nos permiten dormir a plenitud, tenemos que inventar nuevas maneras de conseguir el descanso necesario.
[related]Una de ellas es el inemuri, o “soñar estando presente”: una práctica japonesa para descansar cuerpo y mente sin caer por completo en las redes del sueño. Pero ya que no todos conocemos los secretos de Japón, podemos hacer algo más simple y que, según un estudio reciente, podría evitar que muramos prematuramente: dormir bien el fin de semana.
El estudio publicado por el Journal of Sleep Research evaluó a 38 mil adultos, utilizando modelos estadísticos para medir otros factores externos como el consumo de alcohol, la actividad física y el género.
El riesgo de muerte prematura se elevaba en un 65% entre quienes dormían 5 horas sin recuperación.
Pero lo sorprendente consistió en cómo la diferencia se estabilizaba entre aquellos que dormían 7-8 horas y los que, pese a dormir sólo 5 horas durante la semana, recuperaban sus horas de sueño el fin de semana.
Otro resultado que arrojó el estudio es que quienes dormían más de 9 horas se enfrentaban también a un nivel de mortalidad más elevado que el grupo de referencia, pues dormir es un ciclo sedentario que en exceso puede resultar dañino, e incluso ser señal de depresión u otros problemas psíquicos.
Así que ya lo sabes: parte de un estilo de vida que cultive la longevidad debe incluir largos y reparadores sueños, o por lo menos la recuperación de las horas perdidas. Además, las indagaciones científicas han llevado a descubrir otros hábitos que, en conjunto, te ayudarán a que el sueño sea lo más reparador posible, lo que incluye tener rutinas un poco más estrictas y evitar los estimulantes después del mediodía.