Según la Biblia, el dios Yahvé desató diez plagas para liberar al pueblo de Israel de la esclavitud que vivían en Egipto. Pero, antes de que pudieran emprender el viaje liderado por Moisés, el pueblo debía ser liberado por el Faraón; quien se negó a otorgar la libertad. Se dice que Dios desató un total de diez plagas hasta que el Faraón cambió de opinión. Estas plagas han sido narradas en los escritos antiguos y los estudiosos de la historia han investigado la veracidad de su tempestad. Y algunas investigaciones intentan desvelar la explicación detrás de las diez plagas de Egipto y creen tener posibles respuestas
Según los científicos, detrás de las tempestades que azotaron a Egipto en aquella época, podrían esconderse fenómenos naturales. El biólogo Siro Trevisanato, expone en su libro Las plagas de Egipto: mirada arqueológica, histórica y científica de la Biblia, una explicación con fundamentos científicos. Según él, en realidad fue el volcán de Tera el que desencadenó esta serie de tempestades.
También en Ecoosfera: Mitología japonesa: los cuentos de los espíritus vengativos de Onryō
Moisés golpeó con su vara el río Nilo, convirtiendo sus aguas en sangre y luego de que esto sucedió, “2l pez del Nilo murió, y el Nilo apestaba, del modo que los egipcios no podían beber su agua”, dice la Biblia.
Pero la aparición repentina de aguas rojizas en el Nilo podría haber sido causada por las cenizas del Tera que acidificaron el río, tornando sus aguas de color rojo. Al menos eso concluye Trevisanato, quien argumenta que de hecho, se han encontrado sedimentos de origen volcánico en el fondo de lagos que conforman el Delta del Nilo. Pero además, existe otra teoría que dice que las aguas rojizas pudieron ser causadas por la floración de algas rojas como la Haematococcus pluvialis y la Euglea sanguinea.
La segunda plaga constó de enormes cantidades de ranas que pululaban en los hogares del antiguo Egipto. Y aquí los investigadores tienen dos versiones de lo que pudo haber ocurrido, por un lado y dando continuidad a la erupción del volcán Tera; debido a la contaminación de las aguas, las ranas abandonaron su hogar y buscaron refugio fuera del agua. Además, las algas también habrían ocasionado la salida de anfibios del agua y la muerte de cientos de peces.
Desequilibrio y reacción en cadena
Y a partir de aquí se daría una serie de eventos como reacción en cadena. El abandono de las ranas de su hábitat natural también habría causado un desequilibrio en la cadena alimenticia. Recordemos que las ranas se alimentan de insectos, por lo que si no hay ranas en las aguas, los insectos circundantes se propagarían con mayor facilidad. Así, llegaría la tercera plaga; la infestación de piojos y pulgas. Según la palabra hebrea con la que se designa esta tercera plaga ‘keenim’, podría significar piojos, pulgas o mosquitos
La cuarta plaga se interpreta como una horda de animales salvajes, aunque acorde a investigaciones recientes, pudo haberse tratado de un enjambre de moscas de establo Stomoxys calcitrans. La picadura de estas moscas a su vez, podrían haber desatado la quinta plaga; las muertes masivas de los animales del ganado.
Una pandemia más común de lo esperado
La sexta plaga se presentó en forma de flemones dolorosos en la piel humana y lo más probable es que se tratara de un brote de viruela. Existe evidencia de que la viruela ha atacado a comunidades egipcias desde hace al menos 3 mil años. Esto se sabe gracias a las cicatrices encontradas en momias que datan de ese periodo,
Más tarde, la séptima plaga azotó a Egipto con un granizo fuerte acompañado de truenos y relámpagos. Pero nuevamente hacen aparición los volcanes en esta etapa de la historia para dar explicación a las plagas de Egipto. Una erupción volcánica hace unos 3,500 años en Santorini, puede explicar la aparición de la dramática tormenta de granizo. Posiblemente la ceniza volcánica se mezcló con grandes tormentas eléctricas sobre Egipto.
Las langostas entonces hicieron su aparición, alentadas por las condiciones medioambientales creadas por la erupción volcánica. Y entonces, la oscuridad reinó a causa del cielo ennegrecido por las cenizas volcánicas.
Finalmente, la décima y última tempestad que azotó al pueblo egipcio fue la muerte del primogénito, Moisés dice al Faraón que todos los primogénitos perecerán. Quizá la floración de algas rojas, liberó micotoxinas y sustancias venenosas que se albergaron en los granos de cereal, contaminándolos. El primogénito podría haber sido el primero en recoger la cosecha y alimentarse de él, y por lo tanto, ser víctima de las micotoxinas, pereciendo en el camino.