Entre las soluciones biotecnológicas para el bienestar ambiental surgieron células de combustible con microorganismos que se alimentan de orina y son capaces de generar electricidad. Se trata de un proyecto que pretende convertirse en una herramienta en la transición hacia las energías renovables, pues no sólo brinda es capaz de cargar energía en los teléfonos móviles y en focos lumínimos a través de la orina, también matar patógenos que se encuentren en los residuos acuáticos.
El proyecto, a cargo de un grupo de investigadores de la Universidad del Oeste de Inglaterra –UWE– en Reino Unido y Oxfam, ha demostrado que este tipo de tecnología puede ser una herramienta base en países en desarrollo, pues no sólo las células energetizadas mediante orina son capaces de producir la suficiente cantidad de electricidad como para iluminar, también para reducir una serie de enfermedades patógenas.
La idea es usar esta tecnología en zonas de desastre y campos de refugiados, en donde no hay disponibilidad de electricidad ni iluminación al interior y exterior de las casas de campañas, resultando en altos sitios de vulnerabilidad de criminalidad y acosos sexuales. Pues además, al matar patógenos en cuerpos de agua residual se puede abrir una amplia variedad de usos que incluyen instalaciones de rutina en los recursos municipales para la purificación de aguas.
Los investigadores explican que estas células de combustible microorgánicas –MFC– funcionan mediante la reacción de microbios ante material orgánico, como la orina, fomentando tanto su crecimiento como la generación de pequeñas cantidades de energía en el proceso.
En palabras de Ioannis Ieropoulos, líder de la investigación, el MFC “es en efecto un sistema que brinda una porción de energía bioquímica usada del crecimiento microbiótico, y lo convierte directamente en electricidad, por lo que lo podríamos llamar orina-lectricidad o energía orinal.” Pues además sus propiedades desinfectantes provienen de la generación de peróxido de hidrógeno durante el proceso de generación energética, reduciendo así infecciones gastrointestinales como la bacteria de Salmonelosis, entre otras.