Derivado del virus del dengue y fiebre amarilla, el mosquito de zika apareció como una gran amenaza en América Latina. Se descubrió en 1947 en el bosque de Zika en Uganda, sin embargo se mantuvo relativamente desconocido hasta que se produjo en 2007 un brote en la isla de Yap y otros lugares de los Estados Federados de Micronesia –al norte de Australia–, y en 2013 y 2014 en Polinesia Francesa.
Como método para combatir a la plaga de estos mosquitos, la firma Oxitec ha hecho pruebas para expandir mosquitos machos genéticamente modificados que redujeron las larvas de zika hasta un 82 por ciento en la ciudad de Piracicaba, en Brasil. De acuerdo con los resultados, los defectos congénitos causados por el zika, como la microcefalia –raro padecimiento en el que los bebés tienen las cabezas más pequeñas de lo normal–, podrían reducirse en caso de erradicar la presencia de estos insectos.
¿Por qué machos? Los mosquitos machos genéticamente modificados no pueden transmitir el virus pues sólo las hembras son las que lo hacen al picar a un humano. Inclusive el departamento de salud de Piracicaba y Joseph Conlon, experto en control de mosquitos, aseguraron que se trata de un proyecto “novedoso y potencialmente eficaz”.
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