Los humanos alguna vez tuvimos cola

Los humanos alguna vez tuvimos cola, pero ¿cómo la perdimos?

Todos los seres son clave de la evolución de la vida en el planeta, pero los humanos y cómo perdimos la cola es una historia muy especial.

La evolución parece actuar de formas misteriosas, pero en el fondo todo tiene una razón. Desde tiempos antiguos se reconoció que los seres vivos sufren cambios para adquirir nuevas características que les permiten adaptarse al entorno. Un ejemplo de esto es la existencia de la cola. Mientras está presente en algunos primates, otros seres la han perdido, por ejemplo, los seres humanos.

En la naturaleza, la cola cumple varias funciones: sirve como un auxiliar del equilibrio, puede ayudar a distraer depredadores, o bien, a atrapar presas que luego servirían de alimento.

Los humanos alguna vez tuvimos cola, pero ¿cómo la perdimos?

Imagen: Pixabay

En el caso de los primates como los monos aulladores de América, su larga y resistente cola les ayuda a sostener su cuerpo en los árboles o a sujetar objetos mientras utilizan sus manos en otras tareas.

Aunque hoy sería impensable que las personas realizaran algo similar, no siempre fue así. Por increíble que parezca, nuestros antepasados también tenían cola. Sin embargo, en algún momento de la evolución, los homínidos perdieron está característica.

La razón por la que los seres humanos no tienen cola

Un estudio de la Universidad de Nueva York demostró que los simios modernos, como los chimpancés o los gorilas, al igual que los seres humanos no tienen cola. Y esto se debe a una súbita mutación en un gen identificado como TBXT.

Este cambio genético pudo surgir hace más de 20 millones de años y únicamente surgió en los homínidos, aunque no involucró otras variedades de primates. A pesar de ser una diferencia sustancial en el cuerpo, no afectó la supervivencia de nuestros antepasados y conforme nacieron nuevas generaciones, se convirtió en algo normal.

Los humanos alguna vez tuvimos cola, pero ¿cómo la perdimos?

Imagen: Pixabay

Sin embargo, sí afectó algunas de las capacidades que aún poseen otros primates. Por ejemplo, los homínidos perdieron equilibro al momento de dar saltos, presentaron nuevas malformaciones de la columna vertebral y disminuyó su capacidad para colgarse de los árboles.

A cambio, ganaron una característica única que pudo beneficiar al desarrollo de una mayor inteligencia: la capacidad de caminar erguidos y en dos patas, pues ningún otro animal puede desplazarse del mismo modo.

Los vestigios de la cola en los seres humanos

Los seres humanos aún conservamos una huella de dichos cambios en nuestra espalda. En la parte baja de la columna vertebral, tenemos el coxis, la última parte de la columna vertebral conformada por cuatro vértebras fusionadas.

Una prueba de que esta pequeña pieza está relacionada con la cola son las imágenes de los embriones humanos que parecen tener una cola, misma que se pierde con el paso de las semanas y da forma a la columna vertebral.

Los humanos alguna vez tuvimos cola, pero ¿cómo la perdimos?

Imagen: Tatiana Shepeleva

Mientras que la función de esta curiosa parte de nuestra espalda, es una especie de soporte para los glúteos y se ubica en el mismo punto donde otros animales tienen la cola. Poniendo un poco de atención a la estructura física de los seres es como descubrimos pequeñas conexiones que dan sentido al rompecabezas de la evolución.

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