La obesidad en México está desbordada, al menos el 73% de los adultos y 35% de los niños la tienen, lo que representa el 52% de la población. Esta condición viene de décadas de bombardeo mediático, la poca cultura de sanidad de la población, la gran disponibilidad de los alimentos chatarra, aunado a los pocos ingresos de la población.
En este escenario, la empresa Coca-Cola ha tenido un rol crucial. México es el mayor consumidor de refresco y las estrategias publicitarias de la marca incluso han llegado a enfermar a las comunidades indígenas de lugares milenarios.
Aunque la industria argumente que la responsabilidad de consumo recae en las personas y no en los consorcios, existen claros indicios de la intervención de las empresas chatarras para mantener sus ganancias pese a la salud colectiva.
Algunos claros capítulos recientes de Coca-Cola en México en contra de la salud colectiva son los siguientes:
Desde que se promovió la ley que prohibe la venta de comida con alto contenido de azúcares simples, harinas refinadas, grasas o sodio al interior de las escuelas preescolar, primaria, secundaria y media superior, Coca-Cola ha sido uno de los férreos oponentes.
A través de su embotelladora Corporación del Fuerte ha promovido un amparo para tumbar la ley anterior, aunque solo logró que fuera derogada en el rubro de la educación media superior.
Por medio de el Consejo Mexicano de la Industria de Productos de Consumo (ConMéxico) se ha opuesto incluso a recomendaciones anti obesidad antes de las leyes anteriores.
Según el activista Alejandro Calvillo, la representación en México de Coca-Cola ha sido también uno de los principales promotores del etiquetado actual de los productos chatarra en México, el cual dijo “nadie entiende”, y que lleva al consumo de grandes cantidades de azúcar. “Coca Cola ha logrado frenar, junto con otras empresas, un etiquetado realmente orientador, e imponer un etiquetado que nadie entiende”.
Ingresaron amparos en contra de los impuestos nuevos a comida chatarra, aunque en este caso perdieron.
Han incrementado estrategias de publicidad como nunca antes, como la impresión de nombres propios en las latas, la estrategia comercial más exitosa en muchos años [...] además de la estrategia de meter presentaciones de dos litros y medio, de tres litros, a precios muy baratos, e incluso poniendo el [refresco] Sidral más barato que el agua simple, resultaba más barato comprar el refresco que comprar el agua”, afirmó Calvillo, para el sitio Sinembargo.
Han estado impidiendo cualquier legislación que endurezca las medidas contra la obesidad. Hace unos días, en solo un día, los legisladores desecharon 5 iniciativas por la presión de ConMéxico y Concamin.
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