El mundo está sumido en una cuarentena que lleva mucho más de 40 días. En realidad, estamos experimentando un lapso indefinido de aislamiento social. La pandemia por Covid-19 vino a cambiar la concepción de realidad que teníamos, todo parece extraño y lejano. Como si la última vez que saliste a convivir de cerca con tus amigos, hubiera sido en una realidad ya muy lejana.
Los impactos en la salud desde luego que son obvios, pero también tenemos afectaciones en la estabilidad mental. Lo que más necesitamos en estos tiempos es amor, en todos sus niveles, amor fraternal, familiar y de pareja. No obstante, eso es precisamente lo que ha puesto en jaque a la sociedad; la falta de contacto humano.
Oleg Oprisco
¿Será que es posible amar sin contacto físico? Un abrazo, una caricia, hasta un apretón de manos, siempre nos dan aliento. Quizá por eso es que el confinamiento nos invita a la reflexión sobre el instinto de anhelar compañía que nos brinde calma en los momentos más tormentosos. La distancia física nos invita a valorar lo que probablemente no vimos en su momento: la compañía.
Espacios virtuales de convivencia en pandemia
Por suerte, la tecnología nos acompaña (aunque no es el mejor séquito). Las aplicaciones de citas han sido muy recurridas en estos tiempos de soledad y confinamiento. A falta de reuniones, salidas al cine y todo tipo de congregación humana, los espacios virtuales se han convertido en la única opción para socializar, conocer nuevos amigos y en un futuro, migrar al plano de la realidad.
Sin embargo, es aquí cuando nos preguntamos qué tan genuina es esta forma de compañía. ¿Será a caso que las relaciones virtuales son castillos sobre el aire? La respuesta es realmente relativa y depende de los factores implicados. Lo que sí, es que esta creciente búsqueda de compañía en momentos de aislamiento nos habla del instinto gregario intrínseco del ser humano y nuestra capacidad para organizar una vida en comunidad.
Oleg Oprisco
También es importante mencionar que esto no condiciona el disgusto por la soledad. Como bien dice la corriente de estilo vida conocida como honjok, podemos disfrutar de estar con nuestros pensamientos a pesar de estar rodeado de una multitud. Pero, en estos momentos lidiar con la soledad ha sido complejo.
La pandemia nos ha traído impactos negativos, eso sin dudarlo, pero también enseñanzas trascendentales sobre la convivencia. La reflexión sobre acercarnos a los nuestros en tiempos difíciles. Aunque, ser empáticos es la más valiosa de todas. Sin embargo, nos dimos cuenta que podemos coexistir entre la soledad y la valoración de la convivencia, porque una no invisibiliza a la otra. Lo único es saber… ¿cuál prefieres?