Si existe un divulgador de la ciencia cuyo amor por ella haya traspasado toda barrera geográfica, de pensamiento y creencias, ese es sin duda Carl Sagan. Con su gran intelecto para navegar entre los aspectos más complejos de la ciencia y la sencillez de la curiosidad humana, logró generar una conexión especial con su público a través de Cosmos.
Pero también fue un prodigioso escritor y en 1995 publicó su libro “The Demon-Haunted World: Science as a Candle in the Dark”, en donde aborda desde cuestiones espirituales, hasta su argumento en contra de la pseudociencia. Pero recientemente lo que más ha llamado la atención de su publicación, es una cita descriptiva de lo que él veía como la futura América pero que es inquietantemente similar al presente al que hemos llegado.
Si bien Sagan siempre transmitió su entusiasmo por la ciencia y en cierto sentido la mayoría de sus opiniones eran optimistas, también vio la realidad desde los ojos objetivos. Incluso en otro de sus libros habló sobre cómo transformaría a la humanidad el contacto extraterrestre y lejos de plantear un escenario catastrófico, tenía la esperanza de que el hombre se diera cuenta de sus guerras injustificadas y la importancia de encaminarnos hacia una humanidad unida.
La predicción de Carl Sagan
Sagan habla de una posible sociedad distópica dominada por la oscuridad alimentada por el bienestar en manos de unos pocos. Él creía que el futuro de la humanidad se encaminaba a una división grotesca, pues la brecha limitante entre los más privilegiados y los que se encuentran al borde del sistema social, se volvería cada vez más grande.
La consecuencia más inmediata sería una autoridad casi ridícula sostenida por el declive del pensamiento crítico, pues ningún representante podría comprender los verdaderos problemas sociales debido a la gran brecha de clases. Desde luego que tales acciones tendrían consecuencias en todos los rincones de la humanidad, desde las posturas políticas, hasta la ciencia en descenso encaminada hacia la oscuridad de nuevo. Esto fue lo que escribió Carl Sagan en su libro de 1995:
“La ciencia es más que un cuerpo de conocimiento; es una forma de pensar. Tengo el presentimiento de una América en la época de mis hijos o nietos, cuando Estados Unidos sea una economía de servicios e información; cuando casi todas las industrias manufactureras clave se han ido a otros países; cuando los asombrosos poderes tecnológicos están en manos de unos pocos, y nadie que represente el interés público puede siquiera comprender los problemas; cuando las personas han perdido la capacidad de establecer sus propias agendas o cuestionar con conocimiento a quienes tienen autoridad; cuando, agarrados a nuestros cristales y consultando nerviosamente nuestros horóscopos, nuestras facultades críticas en declive, incapaces de distinguir entre lo que se siente bien y lo que es verdad, nos deslizamos, casi sin darnos cuenta, de regreso a la superstición y la oscuridad”.
Una humanidad cegada
Lo verdaderamente inquietante es que muchas de las premisas que Sagan aborda en su cita, son palpables hoy en día. Magnates como Elon Musk o Jeff Bezos, poseen en sus manos prácticamente el destino de la humanidad gracias a que dominan los asombrosos poderes tecnológicos.
Imagen: Luke Robson
Pero no sólo eso, las autoridades a nivel mundial están distraídas con el poder y la economía capitalista, sin siquiera voltear a ver las problemáticas reales que aquejan a la humanidad. Tan es así, que no hemos sido capaces de brincar las políticas medioambientalistas de papel y comenzar una verdadera acción para salvar al planeta.
Es extraño pensar cómo desde su tiempo, Carl Sagan pudo vislumbrar un futuro distópico que aunque no nos guste, se asemeja inquietantemente a nuestro presente. Uno sólo puede preguntarse cuáles serían sus opiniones al observar una humanidad cegada como la de nuestros días.