Y tiene una extraña conexión con la Ilíada de Homero
Actualmente la provincia turca llamada Antalaya parece no tener ninguna conexión con los antiguos griegos, sin embargo, a unos 80 kilómetros al suroeste de la provincia se esconde el Monte Yanartaş o Monte Quimera, un paisaje repleto de rocas que llevan milenios ardiendo en llamas sin descanso y que podría ser la evidencia de que Homero no sólo fue un gran poeta griego, sino un historiador.
El monte que escupe fuego
En la actual Turquía existe un monte llamado Yanartaş o Quimera, cuyas rocas llevan escupiendo fuego desde hace milenios sin descanso alguno. Las llamas que emanan desde la superficie de roca, se distribuyen sobre un área de 5 mil metros cuadrados y parecen tener un carácter estacional, pues se les ha visto arder con mayor ímpetu durante la temporada invernal, quizá por la acumulación de presión del agua subterránea y los cambios en la presión atmosférica.
Los investigadores creen que el fuego es alimentado por el metano, pero no del proveniente de la descomposición de materia orgánica, sino de aquel que se produce gracias a una reacción química que se genera dentro de las rocas. A este tipo de gas se le conoce como metano abiótico y precisamente la fuente del Monte Quimera, es la más grande jamás encontrada.
Las primeras referencias escritas del monte ardiente datan de hace 2 mil 500 años, por lo que se cree que estas llamas llevan prendidas mucho más tiempo del que podemos imaginar y no se sabe en qué momento se apagarán.
Una bestia llamada Quimera
Los relatos griegos han dado vida a la mayor base de la cultura occidental, para muestra de ello tenemos ‘Los Diálogos de Platón’ que constituyen la piedra angular de la filosofía moderna. Pero además de Platón, otros autores de la Antigua Grecia tienen un gran impacto en la cultura actual.
Homero es uno de ellos, pues con sus dos epopeyas épicas ‘La Ilíada’ y ‘La Odisea’, ha dejado un capital cultural invaluable. Sin embargo, se ha cuestionado si las obras del aedo griego se limitan a poemas ficticios o bien, traspasan la ficción y fungió el papel más de historiador que de poeta. Los estudiosos no se ponen de acuerdo todavía, pues aunque existe una gran predominación a creer que sus relatos son producto de su imaginación, hay en los paisajes de la Antigua Grecia, pistas que podrían decirnos que no todo es ficción.
*Representación de Belerofonte luchando contra la bestia Quimera.
En la Ilíada se narra la épica historia de la Guerra de Troya que, según Homero, se libró entre 1194 y 1184 a. C. Pero en otro de sus pasajes, podemos encontrar la historia de una terrible bestia llamada Quimera que tenía cabeza de león, cola de dragón y cuerpo de cabra, que vivió en Licia y murió a manos de Belerofonte. Según los relatos de La Ilíada, Quimera respiraba encendidas y horribles llamas de fuego.
“Belerofonte, poniéndose en camino debajo del fausto patrocinio de los dioses, llegó a la vasta Licia y a la corriente del Janto: el rey recibióle con afabilidad, hospedóle durante nueve días y mandó matar otros tantos bueyes; pero, al aparecer por décima vez la Aurora, la de rosáceos dedos, lo interrogó y quiso ver la nota que de su yerno Preto le traía. Y así que tuvo la funesta nota, ordenó a Belerofonte que lo primero de todo matara a la ineluctable Quimera, ser de naturaleza no humana, sino divina, con cabeza de león, cola de dragón y cuerpo de cabra, que respiraba encendidas y horribles llamas; y aquél le dio muerte, alentado por divinales indicaciones”. (Homero. La Ilíada VI.145).
¿Coincidencia o ficción?
Extrañamente en lo que antes fue Licia, sí que existe un monte ardiente que escupe llamas de fuego hacia el exterior, se trata del antes mencionado Monte Yanartaş. El mismo famoso historiador griego, Heródoto, fue quien describió la antigua región de Licia en estos territorios y además, dijo que sus pobladores provenían de la isla de Creta. Otra extraña coincidencia, ya que Homero explica en su Ilíada que los cretences acudieron en ayuda de los troyanos hacia esta región.
*Ruinas griegas en la antigua ciudad de Éfeso, actual Turquía.
Sin embargo, las coincidencias no fueron advertidas por los historiadores más modernos, hasta que el contraalmirante de la Royal Navy, Francis Beaufort, se percató del asunto en 1811. A cargo de la expedición de la costa de estos territorios, durante dos años Beaufort se dedicó a cartografiar la zona y justamente fue ahí donde descubrió muchas ruinas de la Antigua Grecia en la costa sur de Anatolia.
Es aquí donde surge la conexión entre ambas regiones, es decir, los griegos se extendieron hasta Anatolia y es posible que la bestia conocida como Quimera, tomara su nombre del Monte Quimera que curiosamente, también escupe fuego de forma natural.