La telepatía es la capacidad psíquica que permite experimentar la mente del otro desde lejos, algo que probablemente a todos nos ha pasado y le llamamos casualidad. Y precisamente, lo que ha hecho pensar a esta forma de comunicación como un fenómeno “paranormal” es el hecho de que se desconoce el medio a partir del cual se transmiten los mensajes.
Pero, ¿y si se trata de algo que no podemos percibir, como el éter? Rupert Sheldrake, biólogo de la Universidad de Cambridge y apasionado de la telepatía –estudia este fenómeno incluso entre las mascotas y sus dueños–, ha propuesto algo parecido.
Según Sheldrake, existen campos mórficos en los que transita una especie de información transhistórica: una memoria inherente a la existencia que es “heredada” de generación en generación, y que podría explicar la telepatía. Esta teoría embona con la visión cuántica del espacio-tiempo, de acuerdo con la cual podrían existir sustancias desconocidas e imperceptibles en el cosmos, como el éter.
:quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/culturacolectiva/E73YTG2L65HOPEXWLOCQJAMQHY.jpeg?ssl=1)
Gareth Halliday
Asimismo, una explicación a nivel cuántico para una especie de telepatía o de campo mórfico es la del “enlazamiento” entre partículas. Según la física cuántica, no importa que un par de moléculas subatómicas jamás hayan compartido el mismo espacio o el mismo tiempo: aun así se influenciarán mutuamente, en el pasado o en el futuro –algo que, por lo demás, funciona como una maravillosa metáfora cuántica del amor–.
Pero como explica el gurú científico Michio Kaku, sería demasiado difícil desarrollar la telepatía mediante esta interconexión subatómica, pues implicaría coordinar nuestros trillones de átomos con los de otra persona para que vibraran al unísono en cada mente.
En realidad, la telepatía podría ser algo más intuitivo. ¿Cómo comprobarlo?
Sheldrake ha estudiado la telepatía como un fenómeno evolutivo, pensándola como una extensión psíquica y una capacidad comprobable empíricamente. Es por eso que ha desarrollado algunos experimentos para que cualquiera pueda poner a prueba sus innatas dotes telepáticas y, de paso, ayudar a sus investigaciones sobre el tema.
Esto y un poco de mímesis te abrirán las puertas a nuevas e insospechadas formas de comunicación psíquica. ¿Te atreves a probarlo? Aquí tienes tres experimentos para empezar.
1. ¿Puedes saber cuando alguien te ve a la distancia?
Para este experimento necesitas un amigo, una computadora con Internet y relojes sincronizados. Debes conectarte al mismo tiempo con tu amigo y ambos deben compartir un video del otro en tiempo real. Cada uno debe ver su video a intervalos, apuntando los momentos en los que hayan visto el video a lo largo de 5 minutos, y también los minutos o segundos que hayan creído haber sido vistos por el otro.
Eso es todo. Se trata de probar si podemos percibir cuando estamos en la mente del otro, concretamente cuando nos esta aprehendiendo con la vista, y si los efectos de esa percepción cambian, por ejemplo, dependiendo la distancia o de si hay más observadores (lo cual es válido en el experimento).
Puedes hacerlo por tu cuenta o a través del portal de Rupert Sheldrake.
2. Telepatía telefónica
Otro de los experimentos de Sheldrake consiste en utilizar las llamadas telefónicas para saber qué tan lúcida es nuestra intuición telepática. Aunque el experimento sólo se ha llevado a cabo en el Reino Unido, Estados Unidos y Canadá, lo cierto es que tú mismo lo puedes intentar con otras tres personas.
El experimento consiste en que una persona reciba seis llamadas al azar de tres personas distintas (pueden escoger sus turnos mediante un juego de dados o algo que lo deje completamente a la casualidad). Quien recibe las llamadas, debe intentar saber quién lo está llamando.
Puedes jugar con la distancia, así como con el grado de familiaridad que tengas con los demás, pues según ha comprobado Sheldrake, un 61% de los aciertos se han dado cuando las llamadas son entre personas muy cercanas.
3. Mimetízate con el otro
Es probable que la telepatía, al ser algo muy intuitivo, se desarrolle de manera más potente (incluso al punto de la mímesis) entre individuos que conviven constantemente. Con aquellos con quienes pasamos mucho tiempo es más fácil sentir y crear conexiones insospechadas, lo que se comprueba cotidianamente cuando sabemos espontáneamente lo que el otro hará o dirá. Puedes probar a indagar en esta mímesis telepática mediante una sesión con alguien con quien vivas o trabajes.
Intenta encerrándote con otro en una habitación o yendo a un lugar tranquilo donde se puedan concentrar sólo el uno en el otro: mírense a los ojos por un período prolongado y luego intenten adivinar por turnos lo que el otro piensa o siente. Así comprobarán su grado de mímesis y qué tanto existe una comunicación psíquica entre ambos.
Prueba estos pequeños juegos telepáticos y comprueba el poder comunicativo de tu psique. Esta es también una buena forma de mostrar nuestro grado de empatía.
* Ilustración principal: Man Repeller