La línea para diferenciar entre una persona que entra dentro de la categoría de normalidad para la psicología y una mente psicópata, parece ser muy difusa. Y una nueva investigación agrega más desafíos a las concepciones comunes de lo que diferencia el cerebro de un psicópata, al de un individuo sano.
El estudio realizado por la Universidad de Turuk, en Finlandia, trata de dar respuesta al porqué algunos psicópatas cruzan los límites y otros no. Encontró que los cerebros psicopáticos pueden presentar similitudes asombrosas con muchos considerados sanos pero que presentan rasgos psicópatas. Los resultados replantean la percepción que se tiene de la psicopatía, que lejos de ser una característica específica, se refleja más bien como clasificación no binaria. Es decir, que representa rasgos de distintas personalidades que “varían en la población no encarcelada con un rango normal de funcionamiento social”.
Develando la psicopatía
Con la ayuda de la resonancia magnética funcional (fMRI), el equipo de investigación comparó los cerebros de criminales considerados como psicópatas violentos, con los de voluntarios catalogados como sanos. A través de la lista de verificación de psicopatía de Hare y la escala de psicopatía de autoinforme de Levenson, se evaluó a todos los individuos que formaron parte del estudio.
Ambos grupos de estudio observaron una mezcla de escenas de 26 minutos de duración, que contenía cortos de películas preseleccionadas. La mezcla incluía una “gran variabilidad de contenido social y emocional”, además de una gran carga de violencia. A la par la fMRI registró su actividad cerebral y el comportamiento de sus regiones cerebrales para posteriormente ser analizadas.
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Sorprendentemente los resultados mostraron reacciones similares entre ambos grupos. La resonancia magnética reveló reacciones fuertes en la corteza orbitofrontal y la ínsula anterior, regiones del cerebro asociadas con la regulación de las emociones. Estas similitudes se manifestaron en relación de los rasgos psicopáticos de la población sana, con la estructura cerebral del grupo violento. Es decir, que entre mayores rasgos psicopáticos de personalidad presentara la población sana y socialmente funcional, más probable es que respondieran como el grupo violento de criminales.

Foto: Uri Shapira
Bajo violencia los rasgos psicopáticos surgen
Los investigadores notaron que las anomalías estructurales en la muestra de individuos funcionales, están asociadas con una integridad estructural cerebral comprometida y respuestas funcionales amplificadas al ver violencia altamente naturalista. En otras palabras, los cerebros de individuos sanos con rasgos psicopáticos reaccionaron de manera similar a los de los psicópatas violentos, como respuesta a las escenas de violencia.
Entonces, ¿qué transforma un cerebro sano en un cerebro psicópata? La línea sigue muy difusa y no hay una respuesta cara. Sin embargo, los científicos notaron que los criminales psicopáticos tenían una menor conectividad dentro de nodos clave de las redes cerebrales sociales y emocionales. Un rasgo que sólo se presentó en este último grupo fue una menor conectividad entre la amígdala, la ínsula, el tálamo y el polo frontal. Así que los expertos creen que esta conectividad interrumpida sea específica de la psicopatía criminal. Y por ende, el factor que lleve a los psicópatas a cruzar las líneas que los individuos funcionales no cruzarían.
Referencias:
Nummenmaa, L. Lukkarinen, L. Sol, L. Putkinen, V. (2021). Brain Basis of Psychopathy in Criminal Offenders and General Population. Cerebral Cortex. DOI