Una cámara y la voluntad de recorrer el mundo le bastó a Pascal Mannaerts para pasar 10 años viajando. Pero para este fotógrafo de Bruselas, su viaje era más que una travesía espiritual.
Mannaerts quería captar (y aprehender) la riqueza humana: retratarla “en sus más fuertes formas”. Así, lo que distingue a sus fotografías es el elemento humano: afectos, tristezas, sonrisas y todo tipo de expresiones espontáneas de quienes habitan Asia, África, América Latina y el Medio Oriente.
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Con proyectos como Men at work y Face to Face es como Mannaerts hace un homenaje a la diversidad humana. Pero también a la esencia del amor más puro, en su serie Moms of the World, que retrata a mujeres de todo el mundo con sus hijos. En estas fotos, el factor siempre presente es el de una complicidad inherente y un amor sin límites.
Parafraseando a James Joyce: si una sola cosa es segura en este mundo, es el amor de una madre. Y así lo demuestran estas fotografías y los bellos relatos que se desprenden de ellas.

India, 2008. En términos de geografía, historia y cultura, Ladakh es una zona muy diferente al resto de la India. Es comúnmente llamada el “Pequeño Tíbet”. Una región majestuosa e impresionante, con una increíble sensación de estar en el fin del mundo. Viajando a Chemrey Monastery conocimos a una madre y su hijo. Ellos viven en medio de la nada, en una pequeña casa hecha de ladrillos. Son radiantes.

Etiopía, 2011. En Harar, Etiopía, pareciera que el tiempo se ha suspendido por centurias. Con 102 santuarios y cerca de 100 mezquitas, algunas que datan del siglo X, Harar es considerada la cuarta ciudad sagrada del islam. El viejo pueblo es un laberinto. Es bueno perderse, para conocer a estos encantadores habitantes.

Marruecos, 2003. Nos aventuramos dentro de las Gargantas del Todra, bajo un cielo azul con delgadas nubes llevadas por el viento. De pronto, una madre apareció de la nada. Cargaba a su hijo en la espalda y caminaba entre las piedras. Ella nos iluminó con su bella sonrisa.

Benín, 2009. “Cada madre es un río”, dice un famoso proverbio de Bambara. Estamos en las calles de Port-Novo, en Benín. Una madre posa en un vestido tradicional con su hijo.

Vietnam, 2011. Estoy en Sapa, al norte de Vietnam. Esta mañana salí antes del amanecer. Hace frío y hay niebla. Voy valle abajo. Hay un número de chozas habitadas por los miaos negros, uno de los muchos grupos étnicos de la región. Desde las 6 de la mañana la vida empieza. Algunas madres llevan a sus hijos al pueblo en sus espaldas, otras van a trabajar a los campos. Las conozco de paso. Los niños están asombrados de verme. Las madres son hermosas, con sus enormes aretes y sus tradicionales ropajes color índigo.

Perú, 2015. Una madre posa con su hijo y su alpaca en las alturas de Cuzco, en Perú. La gente de la cordillera andina inspira sentimientos de respeto y admiración.

Uzbekistán, 2016. Estamos en Uzbekistán. Conocí a una madre y a su hija en el viejo distrito de Taskent.

Brasil, 2012. He estado en Barreirinhas por varios días, en el estado de Maranhão, en Brasil. Una deliciosa impresión de estar en el fin del mundo, con gente de extraordinaria hospitalidad. Vivo con una familia que me ayudó a encontrar transporte para llegar al legendario Lençóis Maranhenses National Park. Paso mucho tiempo con ellos. El padre, Isaias, habla buen inglés. Sirve como intérprete entre los otros y yo. Lucila es la madre, orgullosa de su pequeño Gabriel. Pasa horas hablando con sus vecinos enfrente de la casa. En los últimos días, el tiempo ha tomado otra dimensión para mí.

Mongolia, 2014

India, 2010. Puja posa con sus dos hijos en Jaisalmer, en el borde del desierto de Thar. Ellos pertenecen a la casta Bhopas, considerada una casta baja de Rajastán. Ellos solían ir de aldea en aldea para asistir a las festividades y cantar leyendas locales. Han perpetuado la tradición oral en las áreas rurales. Actualmente son músicos, danzantes, contadores de historias y titiriteros.

Bangladesh, 2014

Uzbekistan, 2016. Una madre y su hija caminan en el viejo pueblo de Jiva. La ciudad está en la vieja Ruta de la Seda.

China, 2010

Sri Lanka, 2012

Cuba 2016. Viviana y su hijo Che viven en La Habana Vieja, la vieja parte de La Habana, a unos metros de los principales sitios turísticos. Ellos viven en una casa con otras 54 familias.

Birmania, 2014. En el centro de Rangún, una madre posa con su hijo. Ambos traen puesta una thanaka en la cara, un polvo amarillo tradicional hecho de madera molida con agua. Madres e hijos lo aplican como una protección contra el sol.

Nepal, 2010. Un momento de eternidad en la antigua ciudad de Bhaktapur.

China 2007. Estamos en Yuanyang, Provincia de Yunnan. Establecida en China en 1979, la política de hijos únicos impuso estrictos controles de natalidad. Intentando evitar la sobrepoblación, resultó en una criminalización de los padres que tienen más de un hijo, pero también forzó a los abortos y las esterilizaciones. Desde el 2015, las reglas han cambiado y cada pareja puede tener dos hijos.

Bolivia, 2005

India, 2013. Una madre sigue su camino entre el tráfico en la Estación Howrah, en Calcuta.