Escuchar música es arrojarse. Lo que parece un acto pasivo es, en realidad, una experiencia audaz que enfrenta cada fibra de nuestros seres; es la máxima conexión entre la mente y el cuerpo. La lectura tiene efectos similares, y Haruki Murakami, una de las figuras literarias más importantes de nuestros tiempos, lo sabe bien.
Para el famoso autor japonés, la música y las letras no son asuntos aparte. Antes de convertirse en un eterno candidato al Premio Nobel de Literatura, Murakami entregaba todas sus horas al jazz en el club de música del que era dueño.
Quizá fue ahí donde descifró que las historias nacen también del ritmo, la armonía, la improvisación. La música se cuela en su narrativa como lo hace en nuestros cuerpos: no como un tema, sino como un modo de sentir.
Los personajes de Murakami se buscan a sí mismos en mundos oscuros, insólitos, fantásticos. Su nueva novela, La muerte del comendador, no es la excepción. En ella, la música y la pintura no son apéndices de las palabras: son parte de la metáfora más profunda que las conforma.
Este playlist que combina rock, jazz y música clásica inspirada en la novela, es un perfecto amplificador para las emociones que seguro despertará su lectura.