Greta Thunberg es una de las jóvenes más influyentes del año 2018, según la revista Time. Y no es para menos: esta estudiante sueca no ha cumplido los 18 años –tiene apenas 16– y ya se ha consagrado como una de las más congruentes activistas medioambientales de nuestro siglo.
Esta joven, que comenzó su carrera como activista haciendo una huelga escolar para instar a su gobierno a actuar contra el cambio climático, cree que no tenemos tiempo de preocuparnos por el futuro, porque tenemos que intentar cambiarlo aquí y ahora.
Thunberg ya nos ha sorprendido con lúcidas y portentosas palabras, pronunciadas en importantes espacios como la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP24). Ahora, la joven sueca estuvo en el World Economic Forum, donde recordó lo que nos advirtió la ONU el año pasado: que tenemos menos de 12 años para dar marcha atrás.
¿Qué nos queda? Actuar ya. No sólo obligar a los gobiernos a hacerlo, sino ser nosotros mismos agentes de cambio y guardianes de nuestro planeta, como la propia Greta Thunberg.
Aquí te compartimos su discurso íntegro:
Nuestra casa está en llamas. Estoy aquí para decir que nuestra casa está en llamas.
Según el IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático), estamos a menos de 12 años de no poder deshacer nuestros errores. Para ese entonces, deben haberse producido cambios sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad, incluida una reducción de nuestras emisiones de CO2 en al menos un 50%.
Y por favor tomen en cuenta que esos números no incluyen el aspecto de la equidad, que es absolutamente necesario para que el Acuerdo de París funcione a escala global. Tampoco incluyen puntos clave o ciclos de retroalimentación, como el extremadamente poderoso gas metano liberado del permahielo del Ártico que se derrite.
En lugares como Davos, a la gente le gusta contar historias de éxito. Pero su éxito financiero ha llegado con un precio impensable. Y sobre el cambio climático, tenemos que reconocer que hemos fracasado. Todos los movimientos políticos en su forma actual lo han hecho, y los medios de comunicación no han logrado crear una amplia conciencia pública.
Pero el Homo sapiens aún no ha fallado.
Sí, estamos fallando, pero todavía hay tiempo para cambiar todo. Todavía podemos arreglar esto. Todavía tenemos todo en nuestras propias manos. Pero a menos que reconozcamos las fallas generales de nuestros sistemas actuales, lo más probable es que no tengamos una oportunidad.
Estamos enfrentando un desastre de sufrimientos tácitos para enormes cantidades de personas. Y ahora no es el momento de hablar cortésmente o de enfocarnos en lo que podemos o no podemos decir. Ahora es el momento de hablar con claridad.
Resolver la crisis climática es el desafío más grande y complejo que el Homo sapiens jamás haya enfrentado. Sin embargo, la solución principal es tan simple que incluso un niño pequeño puede entenderla. Tenemos que detener nuestras emisiones de gases de efecto invernadero.
O lo hacemos o no lo hacemos. Ustedes dicen que nada en la vida es blanco o negro. Pero eso es una mentira. Una mentira muy peligrosa. O bien evitamos el calentamiento a 1.5°C o no lo hacemos. O evitamos desencadenar esa irreversible reacción en cadena más allá del control humano o no lo hacemos.
O elegimos continuar como civilización o no lo hacemos. Eso es tan negro o blanco como suena. No hay áreas grises cuando se trata de sobrevivir.
Todos tenemos una opción. Podemos crear acciones de transformación que salvaguarden las condiciones de vida de las generaciones futuras. O podemos continuar con nuestro negocio como de costumbre y fracasar.
Eso depende de ustedes y de mí.
Algunos dicen que no debemos involucrarnos con el activismo. En su lugar, deberíamos dejar todo a nuestros políticos y simplemente votar por un cambio. ¿Pero qué hacemos cuando no hay voluntad política? ¿Qué hacemos cuando la política necesaria no está a la vista?
Aquí en Davos, como en todas partes, todos hablan de dinero. Parece que el dinero y el crecimiento son nuestras preocupaciones principales.
Y dado que la crisis climática nunca ha sido tratada como una crisis, las personas simplemente no están conscientes de la totalidad de las consecuencias en nuestra vida cotidiana. La gente no es consciente de que existe un presupuesto de carbono, y de lo increíblemente pequeño que es el presupuesto de carbono restante. Eso necesita cambiar hoy.
Ningún otro desafío actual puede igualar la importancia de establecer una conciencia pública amplia y una comprensión de nuestro presupuesto de carbono que está desapareciendo rápidamente, que debe y tiene que convertirse en nuestra nueva moneda global y en el corazón de nuestra economía futura y presente.
Estamos en un momento de la historia en el que todos los que tienen una idea de la crisis climática que amenaza a nuestra civilización, y a toda la biosfera, deben hablar en un lenguaje claro, sin importar lo incómodo y no rentable que sea.
Debemos cambiar casi todo en nuestras sociedades actuales. Cuanto mayor sea su huella de carbono, mayor será su deber moral. Cuanto más grande sea tu estrado, mayor será tu responsabilidad.
Los adultos siguen diciendo: “se lo debemos a los jóvenes para darles esperanza”. Pero no quiero su esperanza. No quiero que sean optimistas. Quiero que se asusten. Quiero que sientan el miedo que siento todos los días. Y luego quiero que actúen.
Quiero que actúen como lo harían en una crisis. Quiero que actúen como si nuestra casa estuviera en llamas. Porque lo está.