Islandia es un paraíso de insospechada geografía. En su territorio se yuxtaponen el hielo y la nieve: las formaciones volcánicas, los ríos glaciales e incluso algunas calurosas playas de negras arenas.
Ver toda esta riqueza simultáneamente, coexistiendo en un mismo espacio geográfico, se vuelve una experiencia multisensorial. Pero, ¿cómo contemplar toda esta diversidad en un solo plano?
El fotógrafo Stas Bartnikas, apasionado de las tomas aéreas, nos permite hacerlo con la libertad de un ave. En el trabajo de este artista, la abstracción se vuelve una sublimación, y el territorio de Islandia –un país fotogénico, como él mismo lo define– puede ser explorado de una nueva y original manera, a partir de lo que Bartnikas llama “aero-arte”.
Contrario a sus contemporáneos –que usan drones para sobrevolar el territorio–, Bartnikas prefiere hacer sus capturas a la antigua: volando en pequeños aviones y helicópteros. Esto le permite ver con sus propios ojos los patrones, formas y colores de aquellos paisajes que de otra forma serían inaccesibles.
En el caso de Islandia, tener una vista de pájaro es sin duda un privilegio para los sentidos. Porque mucho de este territorio permanece prístino, apenas trastocado por la civilización. Y así lo demuestran contundentemente las fotografías de Stas Bartnikas, que nos permiten redescubrir este territorio nórdico.