En la era digital, la atención se ha convertido en el recurso más valorado. Miles de empresas luchan para capturar la mente humana y convertir la distracción en una economía de la atención. Estás a punto de descubrir cómo las empresas manipulan tu atención y la convierten en dinero.
Todo comienza en el espacio digital, este universo de contenido infinito. En palabras de James Williams, un excolaborador de Google, el mundo digital es algo más que una simple distracción o una adicción.
En realidad, el mundo del Internet es tan capaz de definir política y moralmente nuestro tiempo que se ha convertido en el arma más poderosa de la vida moderna. Pero hay un problema con la red: que cuenta con una masiva cantidad de información. Cuando la información es mucha, la atención se convierte en un componente clave. ¿Cómo se puede llamar la atención del usuario?
Las tecnologías compiten exhaustivamente por mantener la atención activa. Una de las formas más populares de garantizar esto es a través de la economía de la atención. Este sistema atrae directamente la atención para dirigirla hacia un punto específico. Lo extraño es que las metas de la economía de la atención no son necesariamente las metas del usuario.
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Resistiendo atentos a la economía de la atención
Piensa en lo que te gustaría ver en Internet. Seguramente vas a una página y lo buscas directamente, y de pronto en el camino un anuncio capta tu atención y te dirige hacia otro objetivo completamente distinto a lo que querías.
James Williams señala que el objetivo principal de la economía de la atención es dirigirte hacia donde las empresas necesitan y no necesariamente hacia donde tú quieres. Es posible que en el buscador escribas “cómo aprender a tocar el piano” y en los resultados aparezcan cientos de opciones, pero muchas de ellas dirigidas hacia “comprar un piano”, “clases de piano”, etcétera.

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Los seres humanos tienen objetivos muy específicos e Internet ofrece millones de opciones. En pocas palabras, la economía de la atención maximiza las posibilidades para que encuentres más de lo necesario.
Sin embargo, Williams asegura que hay mucho más detrás de esa oferta infinita del Internet. El principal problema está en la diferencia entre los objetivos del usuario y los objetivos que la red tiene para el usuario. Esa diferencia radica en que la economía de la atención o los resultados no están del lado de la audiencia. Esto quiere decir que al realizar una búsqueda una persona no obtiene lo que quiere, sino lo que millones de empresas buscan.
Por ejemplo, Netflix produce contenido de entretenimiento, pero (además de crear series para entretener) sabe que su principal objetivo es promover que las personas vean su contenido una y otra vez.

Sarah Bryant
En este sentido, esta compañía ha promovido el surgimiento de una tendencia en la que las personas no duermen por ver una serie. Esto no está a favor de un buen ritmo de sueño (de hecho, está muy lejos de ello), pero entre más adictiva sea una serie más tiempo pasarás en la plataforma y si dormir es un obstáculo, entonces que el usuario no duerma.
El análisis digital ha ido mucho más allá de explorar los gustos e intereses. Cada plataforma define la navegación por Internet y nos conduce hasta un objetivo en concreto. Incluso, ofrece las alternativas necesarias para rebasar los límites que nosotros mismos nos planteamos dentro del Internet.
Lo último que sabíamos de Internet es que nos espía a través de los dispositivos. Pero hoy sabemos que el problema va más allá del espionaje, también se intenta definir los caminos que tomamos en línea. Entonces, ¿tú eliges el contenido o lo eligen por ti?