Los filmes de Hayao Miyazaki poseen un atractivo universal. Desde La princesa Mononoke hasta la dramática Se levanta el viento, Miyazaki ha encontrado la manera de imbuir cierto encanto etéreo en sus historias. ¿En qué consiste esa esencia que hace tan especial a cualquier cinta del maestro de Studio Ghibli?
La respuesta se halla en la naturaleza. Personajes como Nausicaä libran batallas heroicas por protegerla, mientras que el famosísimo Totoro, un espíritu del bosque, proviene directamente de ella. Además de destilar activismo ecologista, sus filmes se adentran simultáneamente en el ámbito espiritual.
El shinto, antigua religión de Japón, vibra en sus tramas con el poderoso postulado de que todos somos uno con la naturaleza. La conexión divina que existe entre todos los seres está detrás del profundo respeto que los personajes de Miyazaki profesan por cada especie, árbol y lugar del planeta.