La sonrisa es la expresión humana más amable, a través de un pequeño gesto como mostrar respetuosamente una parte de la dentadura se pueden iniciar las más grandes amistades. Pero dentro de los dientes que conforman la sonrisa, no sólo hay guardados gestos de amabilidad, hay toda una historia cósmica que involucra a las galaxias más antiguas compuestas por flúor.
El flúor es un componente esencial en la salud de nuestros huesos y dientes, gracias a este elemento los dientes pueden desarrollar una capa protectora alrededor de ellos. Y así es como se defienden de mejor manera ante amenazas externas que más tarde provocan las caries. Pero, el flúor como todos los elementos presentes en la Tierra, no tiene una historia muy reciente. Sino que es el resultado de procesos cósmicos que se gestaron muy lejos de nuestro pequeño planeta. Por lo tanto, aquella frase que dice que estamos conformados de polvo de estrellas, no resulta tan descabellada.
“Todos sabemos sobre el flúor porque la pasta de dientes que usamos todos los días lo contiene”, dice Maximilien Franco de la Universidad de Hertfordshire en el Reino Unido. Franco está especialmente interesado en este elemento que le da brillo a nuestra sonrisa, ya que hasta ahora sabíamos que se gestaba en las estrellas lejanas, pero no sabíamos cómo. Pero luego de una serendipia, parece que la historia de nuestros dientes tiene una explicación, Franco junto a su equipo de investigación detectaron por primera vez flúor (en forma de fluoruro de hidrógeno) en nubes de gas en galaxias lejanas.
Lo cual es asombros, ya que tomando en cuenta que las estrellas expulsan elementos desde su interior en sus últimos momentos de vida, la detección de flúor en las nubes de la galaxia conocida como NGP-19038X, implica que las estrellas responsables de crear este elemento vivieron y murieron rápidamente. El equipo de investigación cree que un tipo de estrellas conocidas como Wolf-Rayet, fueron quienes arrojaron el flúor al cosmos.
Galaxias explosivas fábricas de flúor y dientes
Las Wolf-Rayer se caracterizan por ser muy masivas y que, por ende, viven tan sólo unos pocos millones de años. Un abrir y cerrar de ojos en la historia cosmológica. Estas estrellas son los sitios de producción más probables de flúor y son una variable necesaria para explicar las enormes cantidades de este elemento que fueron descubiertas por el equipo de investigación.

Telescopio Espacial Hubble/NASA/Judy Schmidt, CC BY-SA
“Hemos demostrado que las estrellas Wolf-Rayet, que se encuentran entre las estrellas más masivas conocidas y pueden explotar violentamente cuando llegan al final de sus vidas, nos ayudan, en cierto modo, a mantener una buena salud dental”. bromea Franco.
El descubrimiento de NGP-19038X es de suma importancia, ya que es el primer hallazgo de flúor más allá de la Vía Láctea. Y aunque suene a argumento poético, nos ayuda a comprender cómo nuestro propio organismo está relacionado con los misterios del Universo que se gestaron hace miles de millones de años atrás.
Referencias:
Franco, M. Coppin, K. Geach, J. Kobayashi, C. Chapman, S. Yang, C. González-Alfonso, E. Spilker, S. Cooray, A. Michałowski, M. (2021). The ramp-up of interstellar medium enrichment at z > 4. Nature Astronomy. DOI.