Al parecer no sólo heredamos ciertos rasgos o enfermedades muy específicas: la neurociencia se está encargando de indagar en trastornos mentales que, al parecer, podrían estar volviéndose parte de nuestra construcción genética y que se heredarían tanto como el color de los ojos, la complexión o ciertas enfermedades.
El parentesco podría determinar de aquí en adelante la psique y la personalidad, de maneras antes insospechadas.
Ahora sabemos que la depresión es una condición genética, y la manera en la que se está arraigando como padecimiento nos hace pensar en si las generaciones futuras están condenadas a la tristeza permanente.
Y ahora parece que la ansiedad será también un padecimiento del cual preocuparnos, pues como un nuevo estudio demostró, al parecer este trastorno será transmisible de generación en generación.
El estudio, publicado en Journal of Neuroscience, se llevó a cabo entre el 2007 y el 2011. Los investigadores estudiaron a 378 monos macacos multigeneracionales de raza pura, quienes fueron puestos en una condición incómoda que podía generarles ansiedad fácilmente: la de una presencia humana que no hacía contacto visual con ellos.
Se analizó el comportamiento de los monos, así como sus niveles de cortisol y su actividad cerebral mediante escaneo.
Los más ansiosos resultaron ser la descendencia de monos que habían experimentado más ansiedad en sus vidas. Y además se demostró que los factores variables en la amígdala y otras zonas del cerebro relacionadas a la ansiedad son hereditarios.
Cabría realizar posteriormente estudios más extensos en seres humanos, lo cual podría hacer más sencillo el rastreo de la ansiedad entre generaciones para ver qué tanto va in crescendo esta afección psíquica y emocional, y si en el futuro no será una lamentable condición innata.
Pero si la ansiedad y otros trastornos son heredables, es evidente que tenemos que cuidar de la mente individual y colectiva si queremos evitar legar a nuestros hijos, nietos y bisnietos condiciones tan deplorables. Porque a fin de cuentas, nosotros hemos sido responsables de que la ansiedad domine nuestra vida, pero asimismo podemos revertirla.
Cambiar nuestros paradigmas de vida es una cuestión urgente, no sólo por nosotros, sino por aquellos que todavía ni siquiera nacen. Romper con la ansiedad es algo que debemos hacer ya.
Imágenes: 1) Millenial Pink, edición Ecoosfera; 2) Hailey Kean; 3) Skynavin