Alguna vez Igor Stravinsky dijo que “la música es el mejor medio que tenemos para digerir el tiempo”. Es posible que no se haya equivocado, pero tampoco nos atreveríamos a encasillar a este arte en un solo atributo. Por esa razón, nos dimos a la tarea de reunir las ideas de grandes escritores sobre el poder de la música y encontramos algo mágico en ellas.
Anteriormente se ha hablado de los beneficios de la música para la mente, aquellos que se expresan en el ámbito de lo físico. Sin embargo, hoy no estamos aquí para retomar esa perspectiva, sino que hablaremos del placer que produce en el espíritu humano.
Dadas las múltiples reflexiones que se ha hecho sobre la música, decidimos reunir algunas que provienen de grandes escritores y escritoras. En estas palabras se une el poder singular de los sonidos y lo que ha representado para aquellos que han plasmado la más grande inspiración en sus páginas.
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Sobre el poder de la música
Friedrich Nietzsche
En un aforismo de su libro de 1889, El crepúsculo de los ídolos, o cómo filosofar con un martillo, Nietzsche escribió:
Sin música, la vida sería un error. Dios nos ha dado la música para que sobre todo nos lleve hacia arriba. La música une todas las cualidades; puede exaltarnos, divertirnos, animarnos o romper el corazón más duro con el más suave de sus tonos melancólicos. Pero su tarea principal es llevar nuestro pensamiento a cosas más elevadas, elevarnos, hasta hacernos temblar…
Susan Sontag
En la entrada del diario Reborn: Journals and Notebooks (1947-1963), Sontag habla sobre el crecimiento personal, el arte, el matrimonio y el poder de la música en el cuerpo:
La música es a la vez la más maravillosa, la más viva de todas las artes, es la más abstracta, la más perfecta, la más pura y la más sensual. Escucho con mi cuerpo y es mi cuerpo el que duele en respuesta a la pasión y el patetismo encarnado en esta música.
Arthur Schopenhauer
En la extensa reflexión sobre el poder de los sonidos que Schopenhauer hizo en el primer volumen de su obra de 1818, El mundo como voluntad y representación, escribe:
La música se distingue bastante de todas las otras artes. En ella no reconocemos la copia, la repetición de ninguna idea de la naturaleza interna del mundo. Sin embargo, es un arte tan grande y sumamente bello que su efecto en la naturaleza es lo íntimo del hombre […] Debemos atribuir a la música un significado mucho más serio y profundo que se refiere al ser más íntimo del mundo y nuestro propio yo.
Virginia Woolf
A los 20 años, Virginia Woolf había encontrado una cierta exaltación distinta en la música. En una entrada de A Passionate Apprentice: The Early Journals (1897-1909), la escritora descrube el efecto embriagador y el poder de la música de baile:
Esa es la cualidad que tiene la música de baile, ninguna otra: despierta un instinto bárbaro, adormecida en nuestras vidas sobrias, olvidas siglos de civilización en un segundo y cedes a esa extraña pasión que te hace dar vueltas locamente por la habitación, inconsciente de todo, salvo de que debes seguir balanceándote con la música. Es como si una rápida corriente de agua lo arrastrara. Es música mágica.
Victor Hugo
El gran poeta y dramaturgo francés también enalteció el singular poder de este arte. Con una sublime precisión, en el prefacio de su estudio de 1864 titulado, engañosamente, William Shakespeare, escribió:
La música expresa lo que no se puede expresar con palabras y lo que no se puede callar.
Las citas sobre el poder de la música podrían continuar, pero nos hace falta espacio. No obstante, quedó claro que todos tuvimos un momento mágico en el que nos enamoramos de ella. Fluimos a través de la música y conectamos con sentidos maravillosos. Experimentamos desde el dolor profundo hasta la felicidad infinita, pero lo más valioso es descubrirnos en sus melodías y llenarnos de ellas. ¿Qué ha hecho la música por ti?
